Sin embargo, el pedido por una política que asegure la compra de la producción persiste entre los agricultores del departamento y del país.
Los bajos precios que se vienen pagando por productos como la manzana, la pera, la curuba, entre otras frutas, ha llevado a que no resulte rentable llevarlos a centrales de abastos.
Los precios de por carga o canastilla han caído considerablemente, y eso tiene repercusiones en toda la cadena de valor. Los productores no pueden pagar los jornales para la recolección, tampoco los costos de transporte; asumiendo así pérdidas millonarias.
Tibaná es uno de los municipios donde los agricultores están sufriendo esta calamidad, llegando incluso a optar por parar la producción, pues se sabe de antemano que será imposible cubrir costos de producción como la adquisición de insumos, fertilizantes, pesticidas, y los anteriormente mencionados.
Tanto así que en la mayoría de los casos, los productores prefieren regalar la fruta a llevarla hasta las centrales de abastos.
Sin embargo, tan noble gesto no es sostenible en el tiempo y tiene en ascuas a gran parte de la población del municipio, pues muchos de ellos se dedican al cultivo de frutas.
Para distribuir las frutas, los productores de este municipio, y de otros como Nuevo Colón y Jenesano, han coordinado con los alcaldes y con el Departamento de Policía de Boyacá, para hacer la distribución de la fruta antes de que se dañe.
A pesar de tan noble gesto, cabe recordar que estas familias productoras están en una situación angustiante, pagando fertilizantes, insumos y pesticidas a precios nunca antes visto dados los altos precios del dólar, pues la mayoría de estos insumos son importados, por lo que desde días atrás le han solicitado al gobierno hacerse cargo del sobrecosto que significó la disparada del dólar. Igualmente necesario es la ampliación de cobertura de programas como ‘Coseche, venda a la fija’.