Por | Jhonathan Leonel Sánchez Becerra Historiador
Definir la ética periodística es un ejercicio complejo en el que no se ha dicho la última palabra y corresponde aportar nuestras propias deducciones teóricas.
De manera que más allá de su componente social, la ética periodística, hace referencia al compromiso “moral”, individual y está estrechamente ligada con la responsabilidad en el tratamiento objetivo e imparcial de las fuentes y la información.
Por otra parte, el ejercicio periodístico “debería”, como un deber ser, mantenerse libre e independiente de los intereses económicos de los grandes medios, los que como parte de sus obligaciones adquiridas frente a un poder determinado, imponen la parcialidad informativa a sus periodistas y comunicadores, limitando el libre tránsito de las ideas.
En la actualidad y como resultado de los avances en las tecnologías de la información y las comunicaciones, padecemos el embate de la inmediatez que bombardea nuestras mentes con cantidades ingentes de información que no tenemos tiempo de analizar, como lo advirtiera en su momento el lingüista estadounidense Noam Chomsky.
La manipulación de la información tiene como objetivo mantener distraída a la población de los temas esenciales de su comunidad. De ahí, el orden y la distribución de las noticias en secciones como: noticias nacionales e internacionales a las que se les asigna un espacio destacado en los titulares pero que no desarrollan después; deportes, con un mayor contenido futbolístico; y, farándula o entretenimiento que, generalmente, ocupa un rango de tiempo considerable en temas triviales.
Cabe señalar aquí, como un aporte fundamental del psicoanálisis al análisis crítico del discurso (ACD) y al de la imagen (ACI), que: en el comportamiento social no existen acciones ingenuas, sino que, por el contrario, todas las acciones humanas revisten un componente de intencionalidad.
Considerando lo esbozado anteriormente, el periodismo cultural, recobra hoy una importancia mayor a la que haya podido tener en otros tiempos: trata de generar contenidos informativos de calidad, aborda temas relacionados con el patrimonio; las diferentes manifestaciones culturales y las expresiones artísticas, con base en un fuerte componente investigativo que hace de sus géneros: entrevista, reportaje, crónica; opinión o crítica, entre otros, documentos de consulta permanente.
El periodismo cultural, mantiene el equilibrio informativo en este mar de la desinformación que ha implicado la globalización; marca un horizonte “contra cultural” es decir; se nos presenta como una alternativa contra la imposición hegemónica de la cultura.
Frente al presente panorama que pudiera observarse desalentador, la invitación a quienes ejercen este oficio es: volver a la ética periodística, fortalecer el periodismo cultural y ofrecer contenidos de calidad, como parte de un compromiso individual de impacto masivo de quien escribe.