Este sector aporta aproximadamente el 23% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. La ganadería sería responsable de un tercio de las mismas.
La semana pasada terminó con la gratificante noticia del mecanismo establecido por Corpoboyacá y 30 empresarios e industriales del departamento, que busca generar un gran impacto en materia de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
De las 30 empresas que se comprometieron con esta noble causa, solo se comprometió una dedicada a brindar soluciones para agricultores y ganaderos en el departamento, se trata de Fosfatos de Boyacá.
Del resto de empresarios de este sector no se sabe qué clase de compromisos han establecido o se han planteado para reducir el impacto que genera su actividad en los ecosistemas.
Para especialistas en la materia, como lo es Yara, compañía orientada a la nutrición de cultivos, el presente y futuro de la agricultura está completamente relacionado al cambio climático, por ello se hace necesario impulsar políticas destinadas a conseguir una producción de alimentos baja en emisiones.
“El primer paso es no cambiar el uso del suelo, debemos mantener los grandes depósitos de carbono, como bosques por ejemplo, que además de prestar un servicio crítico al ecosistema, ayudan a preservar la biodiversidad. El segundo es impulsar la adopción de mejores prácticas en el uso de fertilizantes minerales, aplicar fuentes de nitrógeno más eficientes tales como los nitratos, que permiten aumentar el rendimiento en cosecha y reducen el impacto medioambiental”, señala Chrystel Monthean, Business Unit Manager de Yara para Latinoamérica.
La preocupación no es para poco, pues de acuerdo a un estudio realizado por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, la agricultura, la ganadería y los cambios de uso de la tierra son responsables de la producción del 23% de las emisiones de gases efecto invernadero, que producen el calentamiento global, y que de no reducirse en los próximos años, podrían generar un aumento de 2 grados centígrados en la temperatura global, lo que tendría repercusiones, no solo en la seguridad alimentaria, sino en diferentes campos de interés para las sociedades organizadas.
De acuerdo a las cifras entregadas por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la contribución de esta región es 1,5 veces superior, llegando incluso a contribuir con un 42% de las emisiones por parte del sector agropecuario.
Para lograr dicha reducción en la emisión de gases efecto invernadero, es necesario que los procesos agroindustriales se sometan a la modernización, que adopten nuevas tecnologías en nutrición vegetal, que utilicen fertilizantes de última generación.
“En algunas etapas de su ciclo de vida los fertilizantes emiten gases de efecto invernadero tales como dióxido de carbono y óxido nitroso. Sin embargo, los fertilizantes también estimulan la captación de CO2 por parte de las plantas y, al impulsar mayores producciones de alimento por unidad de tierra arable, ayudan a prevenir la deforestación y evitan cambios en el uso del suelo”, indica Miguel Amado, gerente de agronomía de Yara.
También es recomendable el uso de fertilizantes que se han fabricado con baja huella de carbono y que tienen fuentes de nitrógeno más eficientes, pues estos generan una contaminación mucho menor en el aire, a la vez que generan una mayor producción de biomasa para fuentes de energía alternativas.
Cabe recordar que las empresas que firmaron el mecanismo para la reducción en la emisión de gases contaminantes son: Grapas y Puntillas el Caballo, Inversiones el Dorado, Inversión Ferncarbón, Francoal S.A.S., Gestión Energética S.A. E.S.P., Acerías Paz del Río, Holcim Colombia, MEPSA, Cementos Nacionales, CI MILPA, Asocoque, Coquecol, Gerdau Diaco, Carbones Sanoha, Carbones Montiel,Ciprodyser S.A., Fosfatos de Boyacá, Ladrillos MAguncia, Bavaria, Cementos TEquendama S.A., Carbones Andinos, Ladrillos El Zipa, Sidenal, Inalversog.
