Unas por otras
Los Académicos del Pasaje Vargas se tranquilizaron después de poner en la balanza lo sucedido. Resulta que en la semana que acaba de pasar, vuelven a conocerse más bestialidades de esas que solo pasan en estas tierras calientes donde cualquier demencia puede ocurrir. Es difícil creerlo, pero ocurren cosas como estas: que unos muchachitos, aprendices de bandidos, carguen a las mamas como mulas, sin que estas se den cuanta, a ver si coronan su primer embarque, con tan mala suerte que los policías y sus perros las terminan pillando y, por supuesto, las pobres viejas van a parar al calabozo gracias a las audacias y astucias de sus amados retoños. Esto no se puede creer sino en este platanal. Pero bueno, es que eso tenía que suceder, piensan al final nuestros Académicos, luego de conocer la otra bestialidad: que hayan mamas que sean capaces de alquilar los chinos chiquitos, menores de 35 meses -más grandes ya no sirven-, para que otros pidan limosna en los semáforos. Que alquilan los chinitos a razón de 20 mil la jornada y para que no pataleen ni chillen, les zampan alguna dormidera. Comparadas estas situaciones, encuentran nuestros Académicos que una cosa es consecuencia de la otra. Claro, si el chino se salva de la salvajada que hace la mama alquilándolo para que con él pidan limosna, lo mínimo es que cuando crezca el angelito, a la primera oportunidad se las cobre a la cucha, cargándola de mula y que si la pillan, se vaya de mula al calabozo. No pasa nada; unas por otras.
Al fin una
En este extraño mundo paramuno, solo a los Académicos del Pasaje Vargas se les puede ocurrir que hay que alegrarse porque nuestro Chanchis President no se encuentra por este lado del mundo y que eso mejora el clima de alegría y celebración por el triunfo de Egan. Que menos mal no se topa el jefe del gobierno, que si estuviera, ordenaría la Cruz de Boyacá, el recibimiento con carro de bomberos y visita a la casa de Nari. Y no es que no lo vaya a hacer, sino que, al no estar, le toca ordenarlo a distancia, para que lo hagan otros o esperar hasta el regreso. Estimaron los Académicos, en la tarde fría de este domingo, que por ahora la celebración, sin el decreto de honores, sin ninguna cruz, ni el desfile de los héroes de mi patria, el respetable pueblo podrá celebrar estos tres o cuatro días, a sus anchas, como le gusta, con la caravana de la Virgen del Carmen, con las docenas de voladores, con los desfiles improvisados de banderines y pitos, con los petacos de pola o las botellas de niquelado y tal cual o muchos baretos, en las esquinas y en los parques, en la tienda o en la cancha de tejo… Pero volviendo a nuestro Chanchis President, los académicos se dividieron, la mitad felices y la otra mitas compungidos de pensar que debió tener la cabeza más revuelta que de costumbre, dado que cuando Egan llegó a los Elíseos, era una hora distinta a la que hay por estas tierras calientes y al contrario de la que estaba tratando den entender cuando llegó a las tierras del dragón y del nuevo emperador.
Aquí es la triste realidad
Completando veinte salidas allende las fronteras, en menos de un año de estar en la Casa de Nari, nuestro Chanchis President, llegó a las tierras del gran emperador Xi. Y dice el comunicado oficial –que leyeron con cuidado en la Academia- que lo primero que hará es visitar la Zona Franca y el Puerto de Yangshan, una de las mayores terminales automatizadas de contenedores del mundo, así como el Centro de Transporte Intermodal (hub) de Hongqiao, que integra los servicios de aeropuerto, tren y metro, (que son de las cosas rutinarias que hacen los chinos). De inmediato, alguno de nuestros contertulios citó el otro texto oficial, el de la vice Marta Lucía, producto de la visita de mitad de la semana pasada a estas tierras de la libertad, donde describió lo que es la realidad-realidad de aquí con respecto a los megaproyectos de desarrollo en los alrededores de la capital paramuna de estas latitudes tropicales y bananeras. Según la vice, aquí hay que consolidar un sistema de tren que lleva en un año a razón de 100 toneladas de carga diaria y que pretende transportar la extraordinaria cifra de 400 cristianos, dos veces por semana, entre Sogamoso y Tunja. Este es el pequeño contraste de las realidades.