Por | Julio Medrano /@JCMedrano3
Bienvenidos a Boyacá, tierra donde no hay vías, no hay músculo capital agroindustrial, pero sí un buen equipo de redes sociales, de buses, muchos buses verdes, y una pequeña deuda con el banco; bienvenidos a Tunja, capital sin canecas de basura, de Parque Biblioteca sin biblioteca (al menos ya le cambiaron el nombre al charco ese), de vivienda de interés social de primerísima primera mano, de cagadero sin inaugurar (¿quién pondrá primero las posaderas en el lujoso y costosísimo retrete, el obrero, el constructor, o el alcalde?).
¿Qué hacer con esos candidatos a la gobernación de Boyacá, y a los de la alcaldía de Tunja, tan cobardes, tan callados, tan ensimismados? Con pactos de no agresión, de besito aquí, y nalgueada allá. Así de tenebrosas serán sus propuestas que hasta miedo les da darlas a conocer. Dicen que no quieren participar en debates, se les arruga. Ninguno muestra firmeza a la hora de hablar, de posar siquiera, sonrisita y puño débil, se les mete el calzón cuando el entrevistador le pone el celular en la cara. ¡Ay!, tan frágiles los hamponzuelos, los mercachifles. ¡Ah! ¿Qué no lo son? Pues que lo demuestren con gallardía y sabiduría de la regia, de caballero, y de dama también.
Si quieren ser nuestros empleados, gánense el puesto con hoja de vida en mano (acá no queremos Macías autoalabados), con un mínimo de ética y respeto por la comunidad y la región; que rellenen bien esos tamales, que queden a reventar de carne para el 27 de octubre, que los forren con billete de cincuenta mil, acompáñenlos con agua de panela o chocolate con Queso Paipa, nada sándwich y juguito de caja, acá no queremos tacaños.
Que los avalados hagan campaña limpia, es decir que se laven las manos antes de firmar pactos, coavales, contratos, chanchullos, mermeladas (ya hasta liberales y conservadores se arrejuntan cuando antes la macheta era la ley entre ellos, y no digo que vuelva esa barbarie, al contrario, amaos los rojos y los azules, pero que no sean descarados con nuestro billete, el tiempo ha demostrado que sus partidos han dejado solo abrojo, nada bueno cosecharon en esos campos de sangre).
Y a los avalados que, muy osaditos, les dé por hacer jugadas sucias (porque ya me imagino la cantidad de denuncias por difamación y calumnia, por corrupción, por tráfico de influencias, compra de votos…), que no se dejen pillar, que se cuiden muy bien porque si no, les mandamos a los bandidos que cepedín y el enruanado nos dejaron acá; mucho violador y atracador por las calles, todos armados de puñal y pañalera, si no me cree, vaya y pregunte en la nueva agencia de la policía que está ubicada en la avenida norte de Tunja, junto a los parrandeaderos.
¡Ay!, no, tan honrados son todos ahora, hinchados de clichés y babas politiqueras, que no les da la fuerza ni para levantar un micrófono. No vengan de lamesuelas con nosotros, llorones que les da miedo medirse en un discurso, en un debate público, que andan presentando quejas y demandas porque les pusieron un tuitazo en la cara.
Y, a los que el partido les quedó mal con la promesa del puestico en la alcaldía o en la gobernación, que se quiten, que no estorben, hieden a humo, a carroñeros.
Sepan de una vez, canallitas avalados, que si prometen terminar el Terminal de transportes o construir aeropuerto en Tunja, y que seremos los #1 en turismo y salud pública, los vamos a tirar a la hoguera. Ya nos hundieron el dedo en esa herida, y esa raja se demorará unas décadas en poderse pagar. A los que van por el puesto en la capital, que nos dejen el balconcito de la Plaza de Bolívar así como está, porque ese balconcito chiquitico que nadie ve, ya hace parte de nuestra historia bandida contemporánea.
Candidatos (y atas), pongan a discusión sus propuestas, muestren sus cartas señoras y señores, y los otros y las otras también, incluyansetodes, acá no vale género o preferencia sexual, todos son unos arrastrados hasta que no demuestren lo contrario.
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