Un diagnóstico realizado por el CREPIB muestra que en Boyacá prevalecen prácticas como el trabajo infantil, la desconfianza hacia los jóvenes profesionales, informalidad, y otra serie de situaciones que parecen imposibles de erradicar.
El 2017 no llegó a ser el año del cambio como muchos llegaron a pensar cuando el 2016 agonizaba, por lo menos en lo que refiere a mercado laboral. El CREPIB (Centro Regional de Gestión para la Productividad y la Innovación de Boyacá), realizó un diagnóstico para evaluar la situación del mercado laboral. Los resultados son poco alentadores.
El trabajo infantil sigue siendo visto como “una forma de preparación para la vida adulta’; una gran porción de las empresas en el departamento no confía en las habilidades de los jóvenes profesionales, lo cual estanca su salida laboral; y la informalidad sigue siendo la respuesta a la falta de oportunidades. Esto fue lo que encontró el CREPIB en su más reciente diagnóstico.
Parece una contradicción que a los jóvenes profesionales se les niegue oportunidades por falta de experiencia, mientras que la utilización de menores de edad para ejercer actividades laborales es moneda común en una extensa parte del territorio boyacense. La agricultura, el comercio y la minería son las actividades en las que más se presentan casos de trabajo infantil.
Ante esta serie de problemáticas se espera que en los próximos días la Administración Departamental tome cartas en el asunto y presente un proyecto, ante la Asamblea de Boyacá, en el cual se planteen estrategias que permitan crear condiciones dignas tanto para quienes claman por una oportunidad laboral como para quienes no deberían estar trabajando.
