Mucho se habla, por estos días, sobre las reales posibilidades de triunfo del Partido Conservador, en la ciudad de Chiquinquirá. Más aun cuando el avance del voto independiente quedó evidenciado en las elecciones presidenciales.
Parece difícil de creer, que en Chiquinquirá, epicentro de las decisiones y movidas del conservatismo, durante muchas décadas, ahora estén haciendo cálculos milimétricos sobre sus reales posibilidades de ganar la próxima alcaldía.
Lo cierto es que ya se encuentran inscritos, en los directorios departamental y nacional, los dirigentes: José Ricardo Salinas Torres, segundo en votación en la pasada contienda local; Rosalba Burgos Castellanos, actual concejal de Chiquinquirá y excandidata a la Cámara; Antonio José Caro Castillo, médico y exalcalde de la ciudad; y, José Mauricio Martínez, presidente del Club del Comercio y exconcejal conservador.
Cada uno de ellos, por supuesto, apoyados por dirigentes de la viejas estructuras del partido conservador en Boyacá, como Pedraza, Humprey, Córdoba y más recientemente, la figura renovada de Martha Lucía Ramírez.
Pero lo que llama la atención es que el conservatismo arranca esta campaña con un panorama adverso. La ciudadanía le recuerda que ha sido este partido, el que acompañó, en forma irrestricta, ciega y cómplice, a los últimos gobiernos locales. Gobiernos que dejaron a la ciudad en una verdadera crisis económica y social, el estancamiento en sus procesos de desarrollo y una frustración colectiva ante la imposibilidad de construir una ciudad viable, emprendedora y líder.
Por ello, y a pesar de contar con estos cuatro pre-candidatos, con trayectorias distintas, se percibe que esta colectividad no tiene asegurado su triunfo en solitario para la contienda de octubre próximo.
De ahí, que sus primeros movimientos serían hacia la conquista de los votos del “uribismo” que, en Chiquinquirá, ha venido ganando todo en las últimas contiendas. Este factor obligaría a los dirigentes conservadores a abrazar los postulados del Centro Democrático, asumiendo que se trata de planteamientos y objetivos que le resultan afines, como hasta ahora lo ha sido.
Desde ya, se anuncia una verdadera disputa de liderazgos al interior del conservatismo, en la perspectiva de madurar una posible alianza con Centro Democrático, capaz de ser mayoría y, de paso, derrotar los planteamientos de los candidatos surgidos del Partido Verde, del Partido Liberal y de la gran convergencia alrededor de la “Colombia Humana” en esta ciudad.
Por tratarse de un territorio donde ha imperado históricamente las ideas conservadoras, se esperan los pronunciamientos de los últimos dirigentes de la ciudad, como José Moreno Villamil, Luis Fernando Sanabria, el diputado Donal Ferney González y el mismo Héctor Ángel Ortiz, cuyo capital político fue amasado en esta colectividad.
El camino no es fácil. Más aun cuando la ciudadanía pide a gritos respuestas concretas, especialmente, en temas como la posible venta de Empochiquinquirá; el aumento considerable de los servicios públicos domiciliarios; los fenómenos de exclusión y marginalidad que heredó la cuidad, luego de varias décadas de recibir población afectada por las violencias del Occidente. Pero también, las escalofriantes cifras de desempleo y el eterno conflicto por el agua potable, para más de setenta mil habitantes la ciudad de la Virgen. Todas, problemáticas que conocen muy bien los pre-candidatos del conservatismo a la alcaldía de la cuarta ciudad más importante de Boyacá.