Mediante el Proyecto de Acuerdo 042, de rediseño de la administración municipal, se pretende crear la secretaría de Familia, incluyendo y modificando lo que hasta hoy es la secretaría de la Mujer, Equidad de Género y Desarrollo Social de la ciudad de Tunja.
La actual dependencia (Mujer), de aprobarse el PA en el Concejo, pasaría a ser una subsecretaría que dependa directamente de la nueva cartera.
La iniciativa, se asemeja al Proyecto de Ley 033 de 2018 que cursa en la Cámara de Representantes para la creación de los parámetros, por interés nacional, del Ministerio de Familia en la Rama Ejecutiva, la cual, desde la academia, ha resultado improcedente e inapropiada.
La Escuela de Estudios de Género, Facultad de Ciencias Humanas, de la Universidad de Nacional de Colombia indica en las observaciones del proyecto que concuerdan con la necesidad de fortalecer la institucionalidad pública orientada a la protección y promoción de las familias en su diversidad, así como de acciones específicas que persigan este fin en los diferentes Ministerios e instancias administrativas y judiciales ya creadas, tanto en el orden nacional, como regional y local. Pero, “el proyecto es demasiado general y ambiguo y no tiene una justificación de fondo que avale la creación de un ministerio nuevo. Tampoco especifica las ventajas concretas que tendría esta burocracia adicional frente a la institucionalidad ya creada y que desarrolla la mayoría de las funciones que se exponen en este proyecto, básicamente el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar”.
Tanto el Proyecto de Ley nacional, como el Proyecto de Acuerdo en Tunja, carecen de un contexto fundamentado basado en evidencia investigativa que hable de la situación actual de las familias, incluyendo la diversidad de formaciones familiares.
“La Encuesta Nacional de Demografía y Salud y en otros estudios demográficos y cualitativos señalan que la familias nucleares biparentales representan sólo el 33% (ENDS 2015) de la diversidad de familias, entre las que encontramos familias nucleares monoparentales, parejas sin hijos, familias extensas monoparentales, extensas biparentales, compuestas, nucleares homoparentales, familias con jefatura femenina, masculina o compartida, entre otras”, señala el documento de la Universidad nacional.
Dicho lo anterior, ante la idea de familia en conjunto con mujer, se desconoce si con esta iniciativa discrimina a aquellas familias compuestas también por parejas del mismo sexo, comunidad Lgbti, y/o mujeres que han decidido no tener familia, abortar u optar por la soltería, como proyecto de vida; por lo cual el Proyecto de Acuerdo que cursa en el Concejo debería contener el enfoque de derechos humanos y no discriminación.
A esta visión, la de la academia, se suma la de la Fundación para el Desarrollo Integral en Género y Familia, Genfami, la cual centra sus acciones en el fortalecimiento de procesos y servicios que fomentan, desde una perspectiva de derechos y de género, el ejercicio de derechos sexuales y reproductivos, la prevención y atención integral de violencias basadas en género, la salud mental y la prevención y atención integral de las y los sobrevivientes de violencias de género y personas víctimas en el marco del post conflicto. Igualmente acompaña instituciones y organizaciones prestadoras de servicios de los diferentes sectores en procesos intersectoriales y de fortalecimiento institucional. Diana Lozano, quien hace parte de la fundación, califica como inoportuna la decisión de transformar la secretaría de la Mujer a secretaría de Familia porque no visibiliza los avances en el marco por la lucha de los derechos de las mujeres, “se mete en un saco todo, se refuerzan los estigmas y estereotipos tradicionales de que la mujer es la que cuida a los hijos, adultos mayores, personas en condición de discapacidad, entre otros”.
La reforma además diluye los problemas que atañen a las mujeres por el hecho de ser mujeres, aún más cuando ya hay presupuestos y parámetros fijos para las poblaciones antes señaladas, que generalmente están a cargo de las mujeres.
“Al meter todo en una sola bolsa se deja de lado las problemáticas propias de cada una de esas poblaciones, incluyendo a las mujeres. Sería entonces una mejor acción, por ejemplo, garantizar políticas públicas para cada sector. El tema de adulto mayor es un reto para este milenio y debiera haber una política pública para esta población cuyo cuidado recae normalmente en las mujeres, que hacemos todo pero sin políticas públicas que nos protejan”.
El marco de explicación, teniendo en cuenta lo hasta ahora expuesto, es amplio en forma y fondo, por lo que podríamos cerrar diciendo que hoy se necesita con más urgencia una reestructuración interna a la actual secretaría de la Mujer, Equidad Género y Desarrollo Social de Tunja, iniciando por dejarla solamente como secretaría de la Mujer y Equidad de Género, como se planteó desde la formulación de la política pública Sí Mujeres, del año 2014; y no el cambio a secretaría de Familia. Revisar personal idóneo, trabajar en transversalidad y cumplimiento de ejes que quedaron en el documento de la PP es a lo que la administración y el Concejo de Tunja debería ponerle la lupa, pues a la fecha seguimos sin indicadores, metas y presupuestos claros, en una hoja de ruta que debería tener una trazabilidad clara.