Los ángeles vengadores. Nuestros Académicos han vuelto a reflexionar en la última semana sobre todo lo que está pasando, resultando que un grupo significativo, acudiendo a las nuevas realidades en el mundo de la pos-verdad ha dicho que es necesario ver las cosas desde el lado opuesto y necesariamente concluir que todo lo que se ha dicho en esta página sobre el uribestiario y su frondosa fauna de bandidos, es posible que sea lo opuesto; que lo que está encarnado en todos estos, más todos los bandidos del resto de la corrupción, y la delincuencia organizada o no, con paracos, traquetos, lava perros, hamponzuelos, curas pederastas, pastores mentirosos, falsos profetas, apóstoles de la mentira, y cuanta laya más de sabandijas, (incluidas las dos sabandijas chiquitas, Tom y Jerry), son en realidad Ángeles Vengadores, enviados por el mismísimo Dios de los cielos para ajustarles cuentas a tantos pecadores irredentos, que seríamos el resto de los 48 millones de mechudos que hoy pisamos la tierra de este país de mestizos, negros, indios, zarrapastrosos, levantados, caperusos y avivtos. (Exceptuando, eso sí a los poquitos que somos gente de bien, que vivimos en gracia de Dios, que damos limosna todos los domingos, que nos confesamos y comulgamos con Luis Augusto en la misa de la mañana en su capilla de enseguida del seminario, según advirtió uno de nuestros píos miembros que jura ser del reino de los cielos desde este mundo de tentaciones). La conclusión es que nuestros inquilinos de la Casa de Nari, todos son príncipes justicieros que están cumpliendo la gran misión de ajuste de cuentas y purificación; que los tres últimos: el inteligentísimo y brillantísimo hijo de Misael, pertenece a la categoría de los arcángeles, que el Dr. Varito, no solo era el elegido del patrón en metrallín, sino que lo es, también, de las huestes celestiales; y que Juanma, efectivamente no es Chucky el muñeco diabólico, sino el príncipe heredero en la tierra y en el cielo. Y que el sobrino de la Tía Herminia, alma Bendita, recién salido del Ministerio, será el iluminado que redima en las próximas elecciones a los boyasonsos y las boyasonsas que deberán votar en masa.
Trump descocado. La información que se pillaron nuestros Académicos dice que 35 expertos en psiquiatría, en gringolandia, comparten su preocupación por la salud mental del presidente Donald Trump. La información apareció el 9 de febrero pasado en la que un columnista del diario ‘The New York Times’, habla del asunto. Por medio de una carta enviada a la misma redacción, han declarado su apoyo a la aserción de que el mandatario tiene ganas de «machacar la oposición debajo de los pies». (“Que es lo mismo que se quería hacer en los tiempos del corazón grande por estos andurriales). El primero en la lista de los firmantes, fue el analista emérito del Instituto Psicoanalítico de Boston especializado en adicciones, Lance Dodes, quien ha publicado la misiva en su página web, además de haberla enviado al mismo periódico neoyorquino. El colectivo admite que está desobedeciendo la Regla Goldwater del año 1973, un artículo clave del código ético con el cual la Asociación Psiquiátrica Americana prohibió a los miembros del gremio evaluar a figuras públicas. La justificación es que «está demasiado en juego como para permanecer en silencio», según reza la carta. Lo que se lee en la carta de estos expertos es que «El discurso y las acciones del señor Trump demuestran una incapacidad de tolerar opiniones divergentes con las suyas, lo que le provoca reacciones de rabia». Además, en su opinión, el mandatario es incapaz de sentir empatía.” “Que es lo mismo que pasó con el amansador salgareño y exinquilino dela Casa de Nari, en tiempos del corazón grande”, exclamó el Académico dormilón. Estos rasgos «distorsionan la realidad» en la percepción del individuo e inducen su confrontación con los hechos y sus transmisores, sean periodistas o científicos. Los psiquiatras no descartan que estos ataques aumenten en función de cómo las circunstancias contribuyan al «mito de la grandeza personal» en Trump. “Nosotros sabemos de esto porque ya pasamos por las mismas, insistió, ya casi roncando, nuestro dormilón Académico.
Se nos va el Moncho. Con verdadero pesar se registró la noticia en la Academia. Que el Moncho Luis Augusto, nuestro querido pastor, que solo vimos cada año en la mañana del primer domingo de junio recolectando los 50 mil de los 40 mil feligreses que llegan a la plaza mayor, ha dicho que deja los hábitos. En la Academia quedamos con la deuda de una visita de Luis Augusto, a quien hubiésemos recibido con brazos abiertos por El pasaje Vargas. Hay que decir que lo invitamos varias veces; que le conseguíamos una platica y que fuera y echara agua bendita para conjurar tantos espantos que por el lugar van. Pero no fue posible. “Se nos va Luis Augusto por allá en septiembre”, nos aseguró el especialista del Pasaje Vargas que sabe de capelos, estolas y comuniones.