Al finalizar la temporada 2017 se anunció la llegada de Mikel Landa al Movistar, lo que generó un clima de optimismo en la escuadra española. Pero la llegada de Landa dinamitó la tranquilidad del líder del equipo, y el resultado al finalizar las tres grandes vueltas es de cero títulos.
Fracaso. Así se resume la temporada 2018 en el Movistar Team, que una vez más ve cómo se le escapan los títulos para los que tanto refuerza el equipo. En 2018 las expectativas eran grandes, por lo menos así lo manifestaron desde el mismo equipo, y así lo reconoció la prensa al anunciar la llegada de Mikel Landa al equipo español.
Pero la llegada de Landa no hizo crecer al equipo, por el contrario, mermó la confianza de los líderes, no dio los resultados esperados y hoy el Movistar se encuentra a punto de cerrar una de las peores temporadas de su existencia.
En enero por poco y pasa en blanco, pero Alejandro Valverde salvó al equipo de Unzué con su título en la Vuelta a la comunidad Valenciana. En febrero Valverde volvió salvar las papeletas con la conquista del tour de Abu Dhabi; ese mismo mes el español lograría el segundo puesto en la Vuelta a Murcia, Nairo Quintana iba a quedarse con el subcampeonato de la primera edición de la Colombia Oro y Paz y Marc Soler conseguía el tercer puesto en la ruta del sol.
Marzo iba a ser el mes en que el Movistar parecía encontrar la calma con el 1-2 hecho por Alejandro Valverde y Nairo Quintana en la Vuelta a Cataluña, con el título del murciano en el Gran Premio Miguel Induraín y por el título de Marc soler en la París-Niza.
En abril Valverde seguía demostrando que estaba en su mejor estado de forma consiguiendo dos segundos puestos, uno en la Flecha Valona y otro en la Klasika Primavera, la cual tuvo como ganador al costarricense Andrey Amador. Landa y Carlos Barbero también consiguieron algo de figuración con sus segundos puestos en la Vuelta al País Vasco y la Vuelta a Castilla y León respectivamente. Por su parte, el ecuatoriano Richard Carapaz se alzaba con el triunfo en la Vuelta a Asturias.
El Giro de Italia no supuso mayor ambición para el equipo español, que no puso a ninguno de sus capos a buscar la maglia rosa, y decidió concentrarse en preparar lo que sería el Tour de Francia mes y medio después. Sin embargo, el Movistar Team se dio por bien servido con el cuarto puesto de Richard Carapaz, que además luchó por el título de los jóvenes. Jaime Rosón sacó la cara por la escuadra española en ese mes de mayo en el que se alzó con el título de Vuelta a Aragón.
Para esta altura de la temporada el Movistar Team no había ensayado el trabajo del tridente en competencia, por lo que su actuación en el tour de Francia a mediados de julio era toda una incógnita.
Llegado junio no hubo tiempo para ensayos, sino para poner a punto a Quintana, Landa y Valverde; seguramente para definir quién sería el líder del equipo en la ronda gala. Por ello el Movistar decidió que mientras Quintana y Landa disputaban la Vuelta a Suiza, Valverde tendría que correr la Ruta de Occitania. El murciano se quedó con este título menor, mientras que Quintana ocuparía el tercer cajón del podio en territorio suizo; habiéndolo obtenido tras un largo y sostenido ataque en la montaña, y no por el daño que pudo haber creado gracias al apoyo de Landa.
En julio llegó la hora de la verdad; Quintana, Valverde y Landa corrían juntos en el Tour de Francia. La prensa del mundo centró sus ojos en lo que pretendía ser un tridente arrollador, devastador para los intereses del campeón defensor, el británico Chris Froome.
La Rioja
Pero al final terminó llevándose una terrible decepción, pues el tridente estuvo muy lejos de amenazar el título que al final sería para Geraint Thomas. Pero dicho fracaso estuvo lejos de ser cargado por los hombros de Quintana, Landa o Valverde; su principales responsables fueron Eusebio Unzué, gerente general del Movistar Team, y José Luis Arrieta, director deportivo del Movistar Team. Ninguno quiso sentar postura, ninguno pudo tener carácter al hablar de un jefe de filas, de un líder y unos gregarios. Ambos huyeron de la responsabilidad de empoderar a cualquiera de los tres grandes capos del Movistar como el jefe de jefes en la ronda gala. Y la crisis no tardó en estallar.
El Espectador
No había terminado la primera semana de competencia en el Tour cuando la prensa alrededor del mundo hablaba de crisis y de malestar al interior del Movistar. Al parecer Landa se quejaba de que “eso no era lo prometido”. Y en el Tour efectivamente se vio a un Mikel Landa poco colaborativo, muy distante de lo que había sido el Landa gregario de Vincenzo Nibali, de Fabio Aru y de Chris Froome. Era algo completamente entendible, pues en 2017 había sido cuarto en el tour a solo un segundo de ocupar el tercer lugar; y durante toda su vida se había dedicado a trabajar por intereses ajenos, sintiendo que 2018 era el año para destaparse, liderar un equipo, conquistar el Tour de Francia y así marcar una nueva era para el ciclismo español.
Esto seguramente no gustó a Quintana y a Valverde, que tras varios años de trabajar juntos y de comprender el apoyo que debe dar el uno al otro, vieron como un infiltrado generaba caos y confusión al interior del equipo.
El Periódico
La idea en el equipo español era repetir la tricefalia en la Vuelta a España, pero una caída en la Clásica de San Sebastián sacó a Landa del camino. Por lo que Quintana y Valverde volvían a las viejas andanzas de echarse la responsabilidad al hombro. Pero una vez más la indecisión de la dirección deportiva del Movistar volvió a jugar en contra de los intereses de estos grandes pedalistas.
El País
Que vieron por momentos a Quintana como líder del equipo, por momentos a Valverde, pero nunca un jefe de filas definido. Y como resultado de ello, la afición y el mundo entero vio una de las escenas más tristes de la temporada en aquel ascenso al Coll de la Gallina, donde un debilitado Alejandro Valverde veía como se le escurrían entre los dedos sus chances de ocupar podio en la Vuelta a España. Escena que a la vez fue reconfortante al ver como Quintana renunciaba a sus aspiraciones individuales por respaldar a un compañero de equipo, que muchas veces se la ha jugado por conseguir que el boyacense consiga la gloria.
Zonacycling
Sin que la temporada termine, pero habiendo disputado ya las tres grandes es evidente el fracaso del Movistar con su tridente, que amenazó y amenazó a lo largo del año a pesar de que nunca fue sacado de las profundidades del océano.