Nairo Quintana no solo cerró la primera semana en el Tour de Francia escalando posiciones en la clasificación general, también demostró una forma y una concentración excepcional durante la temida etapa de los 15 fragmentos de pavé. Ahora, cuando empieza la verdadera competencia es que el boyacense deberá demostrar todas sus condiciones para descontar el tiempo perdido y tener al alcance la ilusión del ‘Sueño Amarillo’.
Hace un año el Tour de Francia comenzó con una contrarreloj individual que dejó como saldo el retiro de Alejandro Valverde, principal gregario de Nairo Quintana en esa edición de la ‘Grande Boucle’. Y la mala fortuna en esa primera etapa pareció convertirse en una tradición para el boyacense, que en esta edición sufrió una avería mecánica cuando faltaba un poco más de tres kilómetros para la meta, lo que le implicó empezar el Tour con más de un minuto de desventaja frente a sus principales rivales.
Pero más allá de la mala fortuna vivida en esa primera etapa, Nairo se ha mostrado tranquilo, sereno y lleno de confianza para afirmar que es capaz de remontar esa desventaja. Lo hizo al finalizar la contrarreloj por equipos de la tercera etapa, en la cual el Movistar perdió 53 segundos con el BMC, equipo ganador de la fracción; y 49 segundos con el Team Sky del vigente campeón Chris Froome.
Gaviria de Amarillo, mi equipo fuerte y unido, mucha afición apoyándonos, con mucha fe y gran condición pasamos esta semana intensa, ahora esperamos que la que inicia sea mejor. #LatinoamericanosEnBici @LeTour pic.twitter.com/Ai9AzijQB4
— NairoQuinCo (@NairoQuinCo) 16 de julio de 2018
A partir de allí, Quintana se ha mostrado sólido en las extensas y siempre complejas etapas llanas. A punta de trabajo y concentración ha evitado caídas y cualquier otro tipo de riesgo que le implique perder tiempo en la clasificación.
De hecho, las cosas pudieron haber terminado mucho peor, la etapa de cierre de la primera semana de competencia implicaba una enorme desconfianza para los grandes favoritos a conseguir el título, que no son especialistas sobre los adoquines, y que advertían que en ese terreno podrían sufrir dificultades.
Lo ocurrió a Richie Porte, que antes de llegar a los segmentos de pavé sufrió una caída que lo obligó a abandonar la competencia, tal y como ocurrió hace un año cuando también se retiró durante la disputa de la novena etapa. También sufrió el infortunio Romain Bardet, que durante esta compleja etapa sufrió cuatro pinchazos, que le significaron al final perder 34 segundos. Y qué decir de Rigoberto Urán, que inició la fracción en el top 10 de la general, y al final, tras una jornada desafortunada, terminó cayendo a la casilla 22, perdiendo casi tres minutos con el líder.
Por eso resultó tan valioso el esfuerzo del pedalista boyacense, que siempre se mantuvo al frente del pelotón de favoritos, casi siempre a la rueda de una especialista como Peter Sagan. Y el mérito de Nairo no se limita al resultado. Durante la etapa tuvo que responder a un ataque del británico Chris Froome, quien quiso probar la resistencia y el cansancio de Quintana en una jornada compleja, pero el boyacense se mostró sólido y sin complicaciones al momento de controlar al líder del Sky.
Bien dicen que el Tour no se gana en la primera semana pero sí se puede perder, y Nairo Quintana parece que esta vez sobrevivió. Lo hizo porque la diferencia en tiempo frente al líder es remontable. También lo es frente a cualquiera de los otros favoritos que tienen mejor colocación en la clasificación general individual.
Pero para que esto sea posible, Nairo deberá demostrar toda su potencia en la alta montaña; es ahora o nunca que debe ratificarse como el mejor escalador del planeta.
Cinco ascensos claves
La montaña será la gran aliada de Nairo en lo que resta del Tour. Y una serie de ascensos a los que el boyacense deberá prestar especial cuidado si quiere coronarse campeón por primera vez.
Le Rosière es el primero de ellos. Es un puerto de primera categoría y marca el final de la etapa 11. Esta etapa a disputarse el miércoles 18 de julio, representa un verdadero reto y una verdadera oportunidad para el líder del Movistar, Consta de dos puertos fuera de categoría y uno de segunda previo al gran final en el ascenso a Le Rosière, una cumbre montañosa ubicada a 1855msnm, con un trayecto de 17,6 kilómetros al 5,8% de desnivel promedio. Las rampas más duras de este puerto están ubicadas a la mitad del recorrido, es en ese punto donde Quintana, en caso de llegar bien posicionado, debería buscar un ataque fulgurante, de esos que se hacen difíciles de soportar para cualquiera que no tenga la montaña como especialidad, y que haya que tenido que sufrir previamente tres duros ascensos.
Como si no fuera lo suficientemente exigente la decimoprimera etapa, al día siguiente el pelotón deberá afrontar el ascenso a un puerto de montaña de segunda categoría y a tres fuera de categoría, siendo el último de estos el mítico Alpe D’Huez. Conocido por sus 21 curvas en ascenso, el Alpe D’Huez será el que marque el final de la decimosegunda etapa. Las primeras rampas de este clásico puerto son las más duras, por lo que un ataque de Quintana en el comienzo del ascenso podría poner en aprietos a los aspirantes al título.
El Col du Portillon en la etapa 16 no coincide con la meta, pero estando su cumbre a solo 10 kilómetros del final, es de vital importancia para cualquier aspirante al maillot amarillo. El ideal de esta etapa para Nairo Quintana sería permanecer en la lucha con los demás favoritos, y al momento de coronar el puerto tener la compañía de Alejandro Valverde, quien cuenta con más experticia en descensos.
Las dos siguientes cumbres montañosas que el boyacense deberá tener en cuenta están en la vertiginosa etapa 17, la cual se disputará el miércoles 25 de julio. Se trata de una jornada de tan solo 65 kilómetros en la que se tiene que pasar por dos puertos de montaña de primera categoría y uno fuera de categoría. El de la parte media de la etapa, el Col de Val Louron encuentra su punto más alto a 1580msnm, que posteriormente dan paso a un peligroso descenso antes de llegar a las primeras rampas de Saint Larry Soulan, puerto de montaña fuera de categoría, de 16 kilómetros de extensión al 8,7% de desnivel, que además marca el final de la etapa.
Ahorros para la contrarreloj individual
Está claro entonces, la montaña será la gran aliada de un Nairo Quintana que se ha guardado durante la temporada, y que en este Tour parece tener piernas frescas. Será tanto el provecho que el boyacense debe sacar al terreno montañoso, que al llegar a la contrarreloj individual de la etapa 20, no solo debe haberle servido para remontar la ventaja, sino que, para ese entonces, Quintana deberá haber conseguido el maillot amarillo y una ventaja lo suficientemente amplia como para no sufrir angustias en la crono.
Hoy, al haber finalizado la primera semana de competencia, Quintana tiene por encima en la clasificación general a aspirantes al título como Romain Bardet, Vincenzo Nibali, Adam Yates, Jakob Fuglsang, Bob Jungels, Tom Dumoulin y Chris Froome; estos tres últimos son especialistas en las etapas contra el reloj, por lo que es indispensable que para la etapa 20, Quintana cuente con más de un minuto de ventaja sobre ellos.