El nuevo mapa político de Boyacá o el vuelco de los resultados electorales

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Tal como se había previsto, si un partido obtenía dos curules en las elecciones a Cámara en Boyacá, dos partidos importantes se quemarían. Así sucedió, el partido conservador y la U habiendo ambos obtenido el umbral quedaron por fuera del juego, perdiendo el espacio de representación en el Congreso, lo que compromete directamente la permanencia de estas colectividades y cambia de forma profunda el mapa político del departamento.

Otro hecho que parecía imposible se dio el pasado 11 de marzo, que Jorge Eduardo Londoño volviera a superar los 50 mil votos para el senado en Boyacá; desde luego que eso no obedeció a que Londoño hubiese recuperado su carisma o se hubiesen manifestado nuevas competencias y virtudes del candidato. Nada de eso sucedió; en cambio, se trata de un resultado que fue propiciado por el trabajo que impulsó la colectividad verde a partir de la promoción de la gestión del gobierno que terminó convenciendo al electorado en una proporción que nadie calculó.

Londoño entonces es literalmente resucitado por el trabajo del partido, de modo que el reconocimiento se invierte; si hace cuatro años quien agradecía era el actual gobernador Carlos Amaya, hoy es al contrario, el verdadero artífice de recuperar la curul del senado para Jorge Eduardo es el joven mandatario que, de paso, se convierte, por ahora, en el gran jefe y estratega político del departamento.

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En estas condiciones Amaya no es solo el  líder natural de su partido, sino que se convierte en el jefe de una bancada que tiene dos representantes y dos senadores bajo la divisa verde, más lo que pueda corresponderle de la elección de Rodrigo Rojas, candidato que desde el Partido Liberal resultó con la segunda votación para la Cámara el pasado 11 de marzo y quien en los dos últimos años ha estado siempre cerca al gobierno actual dada la coalición que logró el triunfo en 2015 para llegar al palacio de la Torre. También se anuncia que Cesar Pachón pasaría a formar parte de una coalición ampliada que resultaría mayoritaria al lado de Amaya.

Otra consecuencia de los resultados del 11 de marzo es la reivindicación del equipo del gobierno regional cuya composición corresponde en su mayoría a jóvenes, quienes venían siendo criticados por lo que muchos consideran poca efectividad de su gestión.

Qué pasará con el Partido conservador

Humphrey Roa. Foto | Hisrael Garzonroa

Este es uno de los interrogantes que tendrá que ser despejado en el menor tiempo: qué va a pasar con el Partido Azul y quién o quiénes serán los nuevos protagonistas. La evidencia es que esta colectividad tocó fondo y que su fracaso electoral del 11 de marzo exige un vuelco tal que solo será posible con la presencia de nuevos protagonistas. De donde se depende que de este juego deben estar por fuera nombres como Jorge Hernando Pedraza y Humphrey Roa. Apenas tendrían cabida para iniciar el proceso de reorganización de esa colectividad los actuales diputados González y Ulloa a quienes las circunstancias también pusieron en dificultades a la hora de las decisiones en las elecciones que acaban de pasar. Habrá que esperar entonces lo que suceda en adelante, que no admite tampoco demasiada espera si se tiene en cuenta que el nuevo escenario determina de inmediato el trabajo con miras a estructurar la estrategia para disputar las elecciones regionales el año entrante, donde este partido acabaría de desaparecer si no logra representación en la Asamblea.

El Partido Liberal más que en su plata

Rafael Romero. Foto | Hisrael Garzonroa

La colectividad roja sigue demostrando la constante de su fidelización; sin maquinaria, sin figuras extraordinarias, con la dirección de una persona como Rafael Romero, cuya conducta no ha podido ser reprochada por ningún asomo de corrupción, ha sabido mantener una votación constante en las últimas elecciones, lo cual lo posiciona como la segunda fuerza en el departamento; en esta dirección, el partido tiene un gran espacio para encausar nuevos procesos de crecimiento.

El liberalismo, en las condiciones de los resultados del 11 de marzo se convierte en socio indispensable de cara a las elecciones regionales para definir el poder local y regional el año entrante; lo más probable es que en 2019 no será posible un proyecto triunfante con destino al Palacio de la torre, si no está el Partido Liberal. En manos de Rodrigo Rojas, quien se consolida como el entrante jefe natural del partido, puede avanzarse con la vinculación y el trabajo de la nueva generación de líderes de la colectividad con nombres como Margarita Velásquez y muchas otras figuras jóvenes que están a la expectativa para abrirse camino en los distintos niveles de las decisiones políticas futuras.

Más alcaldías, un mayor número de concejales y diputados y ser el protagonista de la elección del próximo gobernador, es la tarea que se debe proponer el liberalismo boyacense; no es descabellado pensar que el futuro gobernador puede ser un nombre surgido de este partido donde figuras como Rafael Romero o Lifán Mauricio Camacho pueden estar en la palestra con el calado necesario para llegar al primer cargo del departamento. Mientras el futuro del Partido Verde depende del resultado que finalmente logre el gobernador Amaya, el partido liberal tendrá que hacer el mejor esfuerzo de organización y proyección estratégica para consolidar el poder local y alcanzar la Gobernación.

El Centro Democrático y el uribismo

Rigoberto Barón. Foto | Hisrael Garzonroa

Los resultados de este partido en Boyacá no dan para el optimismo. Relegado al cuarto lugar en la votación para cámara, queda un evidente interrogante que en el corto tiempo tendrá una primera respuesta dependiendo de lo que suceda con la presidencia. La votación al senado por Ciro Alejandro Ramírez que apenas superó los 21 mil votos y los 15 mil por el nombre de Uribe, con solo 8 mil por Rigoberto Barón, más los pocos votos por el partido, significa que el departamento en su conjunto no está desvivido ni por Uribe ni por el uribismo, contrariando lo que muchos estaban esperando.

Así que el rechazo frontal que Tunja expresó en contra de la figura del expresidente Uribe en su última visita, antes de las elecciones, se reflejó nítido en los resultados del 11 de marzo. Otra muestra de que el departamento está jugado en su mayoría con el proceso de consolidación de la paz en su territorio, alejándose cada vez más del lenguaje y las posturas guerreristas que predica el uribismo en su afán por desestabilizar y usar el odio como instrumento de polarización para obtener resultados electorales. Un ejemplo de las dificultades del uribismo en Boyacá es el resultado electoral de Sogamoso, donde trataron de presentar la visita de Álvaro Uribe como la muestra del sentimiento colectivo hacia su figura. Así que ni Centro Democrático ni uribismo son emblemas de triunfo.

El escaño obtenido en la Cámara por el Centro Democrático en Boyacá es más producto de las dinámicas propias de la política y los cruces de caminos de los intereses y las fuerzas regionales que del entusiasmo que despierten Uribe o su partido. En cuanto al del Senado, la votación de Ciro Alejando, apenas se pude calificar de modesta, muy reducida para apuestas más fuertes en las elecciones regionales si no ganan la Presidencia.

Cambio Radical y su retroceso

Fernando Flórez. Foto | Hisrael Garzonroa

El exceso de favoritismo terminó dando al traste con esta lista, pero también lo hizo la cuenta de cobro que pasó la opinión del departamento a la enorme percepción de corrupción que se ha creado alrededor de este partido, no solo en Boyacá sino en todo el país.

En cuanto a lo primero, resultó al final contraproducente que se dijera que esta era la lista de la mayor votación en las elecciones del 11 de marzo, lo que en realidad tenía que suceder por la sencilla razón de la forma como estaba conformada dicha lista, donde todos eran figuras de primer nivel con base en los precedentes electorales: Gustavo Puentes que resultó siendo el ganador y que fue favorito desde el principio, debió superar de lejos los 20 mil votos y no fue así; Constanza Ramírez, la exalcaldes de Duitama, debió pisarle los talones también por encima de los 20 mil, mientras el exalcalde Fernando Flórez, siendo el representante genuino del capital del departamento no podía quedarse atrás, por lo que sus apenas seis mil votos, fueron un verdadero fracaso; lo mismo que Nasly Cardoso quien representó una de las corrientes políticas más afines al temperamento boyacense desde el Partido Conservador; y, qué decir de Pablo Sierra, el exparlamentario y exdiputado veterano de mil batallas cuyo logro en las urnas en esta oportunidad resultó demasiado disminuido.

La suerte de Cambio Radical dependerá de los resultados en presidencia; si Germán Vargas no es el presidente, difícilmente esta colectividad volverá a levantar cabeza en el departamento. De paso, el bajonazo de Cambio Radical ayudó a potencializar el crecimiento del Partido Verde y determinar la suerte del partido de la U que después de ostentar dos renglones en la cámara como partido mayoritario hace cuatro años, hoy se queda por fuera del juego. Cambio Radical, además, pierde la condición de gran elector que ganó hace dos años en las regionales cuando alcanzó más de 135 mil votos para tener cinco escaños en la Asamblea. Esto también va siendo historia.

La incursión de Pachón

César Pachón. Foto: Hisrael Garzonroa

Era la gran expectativa de estas elecciones, esperándose para él la mayor votación individual del conjunto de los candidatos, ya que se suponía que él solo tendría que sacar adelante la lista, algo parecido a lo que sucedió con la lista del Partido Verde. La mayoría de observadores pensaban que César Pachón debería estar por encima de los 40 mil votos, lo cual finalmente no pasó. Sin embargo, no hay que desconocer que sus resultados terminaron más que satisfactorios  con los 28 mil votos obtenidos, creando el escenario definitivo para que el Partido Conservador terminara de cabeza en el abismo de la derrota, siendo que Pachón captó el voto campesino, cuyas mayorías han sido conservadoras a lo largo del último siglo.

El fenómeno Pachón puede ser flor de un día o haber llegado para quedarse; pero eso solo lo puede determinar el tiempo para saber si este líder campesino logra consolidar un trabajo que lo respalde de aquí en adelante frente a las expectativas que ha creado; o, de lo contrario, la decepción puede ser de las mismas proporciones y su vigencia resultar efímera. En realidad esto es lo que Pachón no puede perder de vista apenas asuma el trabajo en el Congreso.

La U

Jairo Castiblanco. Foto | Hisrael Garzonroa / EL DIARIO

El de la U es el fenómeno a tener en cuenta para no olvidar la forma como evolucionan las condiciones políticas por estos tiempos. Hace apenas cuatro años era el gran partido ganador, con dos representantes, con el margen para haber alcanzado uno o dos escaños en el senado, con el gobernador afín en la última parte de su gobierno, entre otras características, la U era la envidia del vecindario.

Pero la dicha no duró; siendo en su momento el partido del gobierno, tanto regional como nacional, las circunstancias fueron cambiando, y tan rápido, que hoy se registra como el principal partido derrotado, teniendo en cuenta el tiempo y el capital perdidos.

Y de la izquierda…?

Pocas veces como en esta oportunidad, los sectores de izquierda se sintieron en tal desorientación en el departamento, reflejo de lo que sucede en el país. La desarticulación del Polo ha llevado a las alianzas que ahora se ven, las que no contribuyeron a su cohesión sino a su dispersión. Repartida la izquierda entre la alianza del Polo de Robledo con el Partido Verde (que no es de izquierda) alrededor de Fajardo, que también tiene algo de Progresistas por la línea de Navarro; con Gustavo Petro que toma el camino de la Colombia Humana, continuación de la Bogotá Humana a la cual también se están yendo sectores importantes del Polo y del mismo Partido Verde; mientras otros sectores migran hacia propuestas más minoritarias como la de Piedad Córdoba. Así que en el caso particular de Boyacá, la dispersión resultó mayor, reflejándose en los resultados de las listas del Polo y la Decencia con guarismos muy modestos. Habrá que ver cómo evoluciona la campaña presidencial para ver en qué termina cada tendencia.

Pero todo puede ser efímero

Es sobre las anteriores consideraciones que deben dimensionarse los resultados recientes. Nada ahora augura la permanencia de ningún grupo o partido por mucho tiempo, todo parece llevar a que cualquier triunfo, por contundente que parezca, puede ser efímero. Los liderazgos que brotan con exuberancia y rapidez, pueden marchitarse y desaparecer en muy poco tiempo, lo que es una constante para casi todas las cosas de la modernidad actual. Por eso es pertinente insistir en el recuento de los últimos cuatro años cuando se ha presenciado el protagonismo de tres colectividades y sus respectivos jefes, de quienes se ha dicho en su momento que ‘han llegado para quedarse’, pero que rápidamente la realidad se encarga de cambiar. Así sucedió en este corto tiempo con los partidos de la U, Cambio Radical y ahora Alianza Verde.

La U pintaba como indestronable en 2014, con figuras como Luis Guillermo Barrera, Juan Carlos Granados, los dos parlamentarios, Jairo Castiblanco y Cristóbal Rodríguez; sin embargo, no alcanzó su preponderancia sino para un año largo; en 2015, con el giro importante de Juan Carlos Granados y Plinio Olano hacia el partido Cambio Radical, las cosas cambian y es la colectividad de Germán Vargas, la que se apodera del panorama político en la dirección de la maquinaria, alcanzando cinco escaños en la Asamblea y superando los 135 mil votos, aunque no alcanzó el premio mayor de la gobernación.

A su turno, el Partido Verde que venía por el medio, con la figura de Carlos Amaya vuelve a consolidar un proceso que lo deja en el Palacio de la Torre bajo la divisa del tiempo de los jóvenes, un camino que se ha mantenido y que se refrenda en el resultado de este 11 de marzo, dándole un duro golpe a Cambio Radical y borrando de un gran espacio a la U, más el revés histórico del Partido Conservador.

Pero aún con todo lo anterior, en el fondo de la estructura del Partido Verde subyace el germen de su dificultad que corresponde a los resultados finales de su gestión en este periodo; dificultades evidentes en dos frentes; uno, que el desempeño del equipo de gobierno termine seriamente cuestionado por su poca eficiencia y por el alto riesgo de desorden y falta de rigor en el manejo de muchos asuntos, que a su vez ponen en riesgo jurídico tanto actuaciones individuales como institucionales.

La segunda dificultad está en las ejecutorias al final del periodo, las cuales pueden resultar demasiado modestas, dado que el año y medio que queda de administración no pinta bien en materia de recursos para las regiones. Queda, eso sí, la celebración del bicentenario, la cual debe rendir frutos importantes y sobre la cual deben trabajar como un solo hombre los miembros de la bancada boyacense.

En este nuevo escenario de la política regional cualquier cosa puede pasar; por el momento, toda la atención se centra en los resultados presidenciales y luego, sin pérdida de tiempo, comenzará la estrategia para las elecciones regionales del año entrante. Todo lo dicho arriba, también puede servir para impulsar la iniciativa de la unificación del calendario electoral para que este suceda solo cada cuatro años.

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1 COMENTARIO

  1. Las conclusiones son evidentes, pero debieran preguntarse entre otras cosas:si a los verdes les fue bien, se debió a una maquinaria aceitada por el clientelismo y la mermelada, de lo contrario difícil haber vendido a personas como leal o londoño que no tienen nada que mostrar, de esto no se pronunció ni la loe ni la procuraduría, cosa rara;además ustedes debieran preguntarse más allá de el análisis de la politiquería Boyacense que no son más que empresas personales, el porqué ningun personaje de estos trasciende más allá de la frontera con cundinamarca .pasado y presente de la política regional

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