Crónica de un mal gobierno anunciado

Foto | Hisrael Garzonroa
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Por: Carlos Molina

En 2016 cuando el abogado Pablo Emilio Cepeda recibió la Administración Municipal de Tunja se generaron muchas expectativas en torno a su mandato. Con la mayoría del Concejo a su favor se esperaba un año donde se empezarían a ver cosas, a pesar de ser el año de la planeación y formulación del Plan de Desarrollo; pero, no fue así. Hubo un duro golpe al aumentarse la tarifa del transporte público, dejando a un lado la mejora de la movilidad, la atención al usuario de buses y taxis, la adecuación de paraderos, entro otros.

Llegaba 2017, segundo año de ‘Tunja en Equipo’. Al inicio Cepeda manifestó: “este va a ser el año de la ejecución”, pero de aquello poco y nada. El Alcalde tuvo dolores de cabeza con las fechas tentativas para la inauguración de las megaobras que venían de atrás, como el Patinódromo y el Teatro Suárez. Toca esperar que pase Ley de Garantías. Entre tanto, el robo en el Hotel El Cid, cuya consecuencia fue la muerte del propietario, puso en duda la seguridad de Tunja; la llegada masiva de Tiendas D1, puso al borde de la quiebra al comercio local; mientras que la concesión de las Plazas de Mercado no ha producido más que el rechazo total de comerciantes y usuarios. El año que acaba de terminar deja, además, los retrasos en el acueducto de Occidente, el ‘plan tortuga’ en la construcción del Hospital de Segundo Nivel y la no puesta en marcha del Plan Bicentenario de Tunja.

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Con la mitad del periodo ya concluido, se esperaba que 2018 llegara con buenas nuevas para los tunjanos, pero no, recibieron otro baldado de agua fría: gracias a la más reciente actualización catastral, más de 20 mil predios pagarán el doble de impuesto predial, otros 50 mil pagarán entre el 25 y el 100% más; y, por si fuera poco, en esta última semana de enero, volverá a subir la tarifa de transporte público; ante esto, Cepeda se hace el de la vista gorda.

Los últimos acontecimientos despertaron el descontento y la inconformidad de los tunjanos. Hoy se habla de cacerolazos, marchas, plantones; es más, se ha pensado en un proceso revocatorio del alcalde. Sin embargo, lo más probable es que Cepeda seguirá firme hasta terminar su mandato, que nunca se olvidará, y no precisamente por las cosas buenas.

A todos estos hechos se suma también que la ciudad tiene la gasolina más cara del país. Mejor dicho, Tunja se ha convertido en una ciudad inhabitable para las mayorías, cuyos ingresos están lejos de solventar las cargas impositivas y la presión inflacionaria, mientras un grupo muy reducido de intereses representado en los grandes constructores, los dueños de la tierra y las empresas de servicios públicos se quedan con enormes beneficios producto de la evasión, la especulación y los abusos.

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3 COMENTARIOS

  1. Algo que parece inadmisible es que las curadurías aprueban la construcción de muchos edificios pero no los obligan a construir nuevas vías y parques barriales, los trancones son el pan de cada día.

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