El pedalista denuncia el escaso apoyo que ha tenido por parte de Indeportes en su proceso de recuperación. Por su parte, el Gerente de Indeportes señala que el deportista “está en un afán de victimizarse”.
El 6 de junio de 2017 quedó marcado como un día bisagra en la vida del ciclista Jeffry Romero. Ese día el deportista recibió una llamada para ir a entrenar, razón por la abordó su auto en compañía de su hermano, Iván Felipe Romero, y del mecánico del Boyacá es para Vivirla, José Sierra.
El desenlace de esa fatídica jornada ya es conocido, Jeffry y sus dos acompañantes sufrieron un grave accidente; Sierra falleció a causa del mismo y Jeffry sufrió lesiones de gravedad que le obligaron a abandonar su carrera deportiva.
Pasaron casi seis meses desde ese lamentable día y hoy el deportista, además de reclamar el apoyo de las autoridades deportivas departamentales y nacionales, se cuestiona por lo que será su futuro.
Según comento a EL DIARIO, su contrato venció el pasado 30 de noviembre; las secuelas del accidente le hacen imposible retomar la actividad deportiva, y ahora le invade la zozobra por su futuro incierto.
Recientemente le llegó una comunicación por parte de Indeportes Boyacá, solicitándole devolver el salario correspondiente a los meses de junio y julio; los últimos que cobró como pedalista del Boyacá es para Vivirla.
Según explica Miguel Ángel Molina, gerente de Indeportes Boyacá, dicha solicitud se hizo porque el deportista tenía una vinculación mediante la modalidad de prestación de servicios, y como no realizó sus funciones, el Instituto de Deportes de Boyacá no tiene otra opción que solicitarle la devolución del dinero para no incurrir en un detrimento patrimonial.
Pero más allá del dinero correspondiente a esos dos meses, el deportista asegura que su proceso de recuperación ha sido más tortuoso de lo debido gracias al escaso apoyo por parte de Indeportes Boyacá.
Su accidente fue el 6 de junio. Un diagnóstico desacertado de la Clínica Medilaser hizo que las lesiones sufridas se complicaran. Según explica el deportista, cuando le dieron de alta en esa clínica, sentía grandes dolores en piernas y costillas, 20 días después otro médico descubrió un grave problema en la cadera. Romero señala que el 12 de julio fue sometido a una primera intervención quirúrgica, y luego, el 12 de agosto, a una segunda, hasta ese momento no recibió apoyo alguno por parte de Indeportes Boyacá. La ARL Positiva se excusó de asumir los gastos del deportista argumentando que al momento de sufrir el accidente, el ciclista se movilizaba en su carro particular, por lo que infirieron que no cumplía con ninguna labor de carácter profesional a pesar de que había sido llamado para hacer parte de un entrenamiento.
El deportista aclara que su segunda intervención quirúrgica fue demasiado compleja y no resultó del todo bien, por lo que terminó afectada la movilidad de uno de sus pies, motivo por el cual tuvo que mudarse a Bogotá para recibir tratamiento de un especialista recomendado por Sergio Luis Henao. Romero cuenta que su traslado a la capital del país fue traumático en muchos sentidos; en un comienzo tuvo el compromiso por parte de Indeportes Boyacá para acompañarle en la mudanza, sin embargo, la persona encargada del proceso nunca apareció, por lo que el deportista tuvo que llegar por su cuenta a la capital de la República. En su llegada a Bogotá estuvo acompañado por un amigo, que a su vez le recomendó un lugar para vivir en el que el arriendo no le saldría a un alto costo.
Romero comenta que posterior a su accidente ha gastado cerca de 40 millones entre cirugías, terapias y artefactos y dispositivos para garantizar su recuperación. El pedalista asegura que de Indeportes recibió solo 600 mil pesos, y hoy le preocupa lo que será de su futuro ya que su contrato venció y no tiene posibilidades de volver a montar en bicicleta.
“El deportista tiene un afán de victimizarse”
EL DIARIO conversó también con Miguel Ángel Molina, gerente de Indeportes Boyacá, quien asegura que desde el instituto se ha hecho todo lo posible por apoyar al deportista, y que su actuar tiene atrás unos “intereses oscuros”.
Molina no se atreve a hacer un señalamiento de quién estaría detrás de esos “intereses oscuros”, lo que sí afirma es que el deportista no quiere dejarse ayudar, porque una vez lo haga, se va a caer esa fachada que ha montado para desprestigiar su nombre.
Respecto a la solicitud de devolución de los salarios, Molina confirmó que se hizo así, y aclaró que fue así porque de no hacerlo, Indeportes Boyacá habría incurrido en un detrimento patrimonial.
Frente a los 600 mil pesos de los que habla el deportista, Molina indica que no se trata de dinero propiamente proveniente de Indeportes Boyacá, sino de una colecta hecha por él y otros funcionarios del instituto, que sirvieron para que el deportista pagara la cita con el especialista recomendado por Sergio Luis Henao. De hecho, al hablar sobre este tema, Molina se mostró indignado con la actitud del deportista y sentenció “eso es como cuando usted va en su carro y se le acerca un indigente pidiendo monedas, usted se las da pero al sujeto no le gusta el monto y se las tira en la cara”.
El Gerente de Indeportes Boyacá también afirmó que desde el instituto han estado pendientes desde el primer día de la recuperación del deportista, e incluso han solicitado a Coldeportes incluir a Romero en un programa de rehabilitación para deportistas de alto rendimiento.
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