Las acciones, programas y obras del Servicio Nacional de Aprendizaje, Sena, tienen cobertura sobre millones de colombianos, especialmente en sectores sociales que tradicionalmente han sido ignorados. Una mirada al informe presentado en Tunja por el director de la entidad, Jorge Eduardo Londoño, y su equipo directivo durante la audiencia de rendición de cuentas del último año.
‘SENAHarina’, programa para combatir la desnutrición, que proporciona kids con productos de alto valor nutricional, con el que se pueden preparar tortas, coladas y otras opciones saludables; el Laboratorio Eólico, para restaurar molinos de viento; fábrica de software, con la que los jóvenes desarrollan soluciones tecnológicas, el Banco Campesino Instructor, con el que los campesinos aprenden y enseñan; la Escuela Nacional de Panadería Campesina y Popular, buses para el transporte de los aprendices o el Fondo Emprender, que financia proyectos empresariales, son solo algunos de los programas que tiene en marcha el Servicio Nacional de Aprendizaje, Sena, y con el que está llegando a millones de personas en todo el país.
La Audiencia de Rendición de Cuentas del Servicio Nacional de Aprendizaje; Sena, que el director de la entidad, Jorge Eduardo Londoño, presentó en Tunja permitió conocer los pormenores de esos programas, que están dirigidos, principalmente, a comunidades en condición de vulnerabilidad socioeconómica y a territorios con alto nivel de pobreza.
Acompañado del equipo directivo del Servicio Nacional de Aprendizaje, Londoño se hizo presente en el Club de Comfaboy y durante cerca de cuatro horas hizo una amplia exposición ante cerca de 500 asistentes y por los menos otras mil que en directo siguieron los pormenores de la audiencia, a través de redes sociales y las plataformas tecnológicas de la entidad.
Durante el informe presentado desde Tunja a todos los colombianos, se resaltó que en el último periodo se reconoció el saber campesino como un motor de desarrollo y paz; por eso crearon el Banco Campesino Instructor, con el que los campesinos aprenden y enseñan.
Y con SenaHarina se llevaron alimentos nutritivos a todas esas comunidades que más lo necesitaban, especialmente en La Guajira y más de 120 mil familias fueron beneficiadas con esta estrategia que impulsa la economía popular y el emprendimiento local. El pan de masa madre llegó a nuevas regiones a dar vida a la nueva Escuela Nacional de Panadería Campesina y Popular. Hoy esta técnica se replica en más panaderías para ofrecer un pan más saludable y con mayor calidad.
El Sena creó el primer laboratorio eólico del país, restauró cerca de 150 molinos, produjo alrededor de 800 paneles solares y ahora avanza en la creación de la primera fábrica de paneles del Sena. Formó, igualmente, a jóvenes en energías limpias y llevó electricidad sostenible a comunidades que antes vivían sin ella.
Con la entrega de cerca de 50 buses destinados al transporte de los aprendices y con más de 100 motos, se facilitó que instructores lleguen a cada uno de los rincones de sus regiones. El Fondo Emprender destinó más de 130 mil millones para apoyar emprendedores en todo el país. Más de 1.500 emprendimientos se fortalecieron y generaron miles de oportunidades de empleo.
Con plataformas como Zajuna, Tayana y la Ruta de Víctimas, el Sena amplió el acceso a la justicia, la tecnología y la inclusión digital.
Y con las fábricas de software, más de 20 mil jóvenes desarrollaron soluciones tecnológicas que ya están transformando las comunidades. Con SENA Escucha la entidad visitó los territorios de Colombia, atendiendo la voz de las comunidades. Así mismo, apoyó a más de 15 mil mujeres cuidadoras y acompañó a más de 100 mil aprendices con apoyo socioeconómico.
También generó oportunidades para migrantes, víctimas del conflicto y poblaciones en condiciones de vulnerabilidad.
Igualmente el Sena se abrió al mundo: con la estrategia Campesino a Campesino, en Cuba, más de 5 mil líderes campesinos compartieron y aprendieron técnicas agroecológicas, se realizó transferencia de conocimiento a 50 ciudadanos haitianos y la entidad recibió investigadores internacionales como Jaskirán, Sofía y Peter Rosset, quienes fortalecieron la formación en distintas disciplinas.
Dentro del balance del Sena y su Director en el último periodo se destacó la laboralización en el Contrato de Aprendizaje, que se incluyó en la Reforma Laboral aprobada por el Congreso: Cerca de 500 mil aprendices ahora contarán con un contrato digno, con derechos y mayores oportunidades de empleo formal.
También se fortaleció el bienestar de los aprendices. Por eso el Sena aseguró el 100% del apoyo y sostenimiento para que miles de jóvenes puedan continuar su formación sin que la falta de recursos sea una barrera.
“No hablamos solo de cifras; hablamos de vidas cambiadas, de comunidades con esperanza y de un país que confía en el conocimiento como camino hacia la paz y el desarrollo de nuestra Colombia del alma”, dijo el director Londoño.
Pero, sin lugar a dudas, los que más destacó el Director fue el hecho de que el Sena hubiera regresado al campo.
“Cuando el presidente Petro me pidió que fuera al director del Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, me encomendó una labor, y la labor era que el SENA volviera a ser un SENA casi campesino”, indicó Jorge Eduardo Londoño.
“El SENA se había dedicado históricamente después de los años 90, cuando esa gran apertura nos prometió a todos que nos iba a hacer más felices; que todos íbamos a tener más alimentación, más justicia social. Cuando empezó a privatizar todos los procesos, entonces el SENA empezó a cambiar su vocación. Se dedicó casi que exclusivamente, a formar fuerza de trabajo únicamente para la mediana y para la gran empresa”, indicó.
“No es que eso esté mal, no. Eso está bien. Lo que está mal es que olvidó al sector campesino y al sector popular”.
“Cuando habían sido ellos los que habían fundado esta gran institución. El SENA se fundó con las prestaciones de los obreros. Ellos donaron sus prestaciones, ellos donaron sus recursos y surgió el SENA. En los años 70, la formación campesina que impartía el SENA era alrededor del 42%”.
“Cuando nosotros llegamos a esta hermosa institución –dijo Londoño- solamente para el sector campesino había el 5 por ciento de formación. Fíjense ustedes entonces que la misión que nos dio el presidente Petro era una gran misión, no era cualquier cosa. Y él, con esa sensibilidad que lo ha caracterizado, le apostó quizá al renglón más importante de la economía colombiana”.
“Ese renglón que está conformado por 1.600.000 familias que son dueñas y dueños de pequeños predios y que generan alrededor del 72% de lo que nosotros consumimos”.
“En la pandemia fueron los campesinos y las campesinas quienes nos alimentaron y las campesinas. No fueron las grandes superficies ni el agronegocio, porque ellos estaban precisamente en esa actividad, en ver el alimento como una mercancía, no como un medio que puede ayudar a la subsistencia digna del ser humano”.
“Fueron ellos entonces quienes inspiraron todo este proceso de Campesena y fue el presidente Petro, lo recuerdo, quien en Mosquera fue e inauguró ese proceso”.
“Yo diría que el Sena en estos últimos años se resume en dos o tres grandes estrategias.
1. Que el SENA vuelva al campo, y eso tiene una filosofía bien profunda.
El SENA se acostumbró a la construcción de grandes sedes; esa es una expresión del aburguesamiento de nuestra institución. Y se le olvidó que en vez de construir tantas sedes, 1.300.000 metros cuadrados de construcción tiene el SENA. Eso hizo que nos olvidáramos que en vez de hacer esas grandes construcciones, nosotros teníamos que ir al campo, teníamos que ir a las veredas, teníamos que ir a donde el campesino nos necesitan, porque los campesinos, por lo general, no van a esas grandes sedes y también por lo general los jóvenes que van a esas grandes sedes no vuelven al campo. Y entonces, muy subrepticiamente, muy inconscientemente, de buena intención, el SENA estaba colaborando a la descampesinización de nuestro campo colombiano”.
“Cuando yo voy a las sedes en donde hay centros de convivencia, o como los llamábamos, internados, cada vez que uno le pregunta a los jóvenes cuántos van a volver a su terruño, a su parcela; de 100 o 120, apenas uno o dos levantan la mano, porque ellos no quieren volver a su terruño, ellos quieren permanecer en las grandes ciudades o en las cabeceras municipales, empleándose con los grandes hoteles, con las grandes empresas, con los grandes comerciantes, pero pocos quieren ya trabajar con la economía campesina o con la economía popular, porque hemos ido construyendo esa mentalidad”.
“En Boyacá hemos invertido alrededor de 100 mil millones de pesos, con sedes en Tunja, con la sede de Puerto Boyacá, con otras sedes que hemos estado remodelando, hemos llegado al área rural, como lo estamos haciendo en Sutamarchán y en muchos otros sitios del país”.
“Entonces, ese CampeSena es un reto que nosotros tenemos para que la agroecología sea la práctica cotidiana del campesinado boyacense. Y ahí hemos concentrado nuestros esfuerzos en esas prácticas agroecológicas, por eso ustedes veían en el video que llevamos a varios campesinos y campesinas para que se formaran en una metodología que se denomina de campesino a campesina y de campesina a campesino, y que consiste en que son los campesinos y las campesinas las que nos ayudan a darle formación a los campesinos y campesinas. Y eso es muy importante, porque si alguien sabe de agroecología, es el campesino raso y la campesina rasa”.
“Los agrónomos y los veterinarios fueron formados para lo que se llamó la revolución verde, esa revolución que nos enseñó a sembrar con semilla transgénica manipulada genéticamente, y que nos prometió que iba a alimentar al mundo. ¿Y hoy el mundo está mejor alimentado?, no, el mundo está peor alimentado. Hoy en el mundo hay cuatro alimentos que se consumen sustancialmente, el arroz, el trigo, el maíz y la cebada”.
Esos cuatro alimentos que se han ido internacionalizando, globalizando, están en manos de seis multinacionales, que son las que producen esa semilla. Y entonces el campesino y la campesina tienen que esconder su semilla nativa, porque muchas veces no se les permite cultivarla; es perverso eso que sucede, por ejemplo, en nuestro departamento y en nuestro país, en donde esas semillas no pueden ser certificadas. El mundo tendrá que escoger entre esas dos opciones, o el agronegocio, esos monocultivos que utilizan químicos, que generan alrededor del 61, 62 por ciento de los gases efecto invernadero, o la agroecología, que está reunida en una gran comunidad que se denomina vía campesina, es una asociatividad mundial de campesinos, que reúne alrededor de 200 millones de familias en el mundo, si mal no recuerdo, y que es la que ha posicionado el concepto de soberanía alimentaria”.
“A nosotros siempre en la Revolución Verde nos hablaron de seguridad alimentaria, que es el derecho que tenemos los seres humanos a alimentarnos, pero los campesinos dijeron sí, pero alimentarnos cómo, alimentarnos como hemos podido nosotros vivir en nuestro contexto, en nuestra cotidianeidad”.
“Lo que nosotros tenemos proteger son nuestros alimentos nativos, que nuestros alimentos cotidianos continúen existiendo; si no rescatamos la economía campesina, llegaremos a estar en manos del agronegocio y serán ellos los que nos digan qué comer, y no nosotros poder decir qué es lo que nos da la gana comer”.
“Ahí está Campesena, entonces Campesena ha formado en estos tres años más de un millón de campesinos, un millón de campesinos que son los que en determinado momento nos están ayudando a desarrollar las diferentes estrategias”.
Londoño también se refirió al contrato laboral de aprendizaje, modificado en la Reforma Laboral. Según dijo, “antes nuestros aprendices cuando iban a trabajar con sus empleadores, simplemente les pagaban el 70% de un salario mínimo, pero no les pagaban un salario real”.
“Y entonces en la Reforma Laboral se estableció que esos aprendices tuvieran un contrato laboral, con prestaciones, con vacaciones, con seguridad social, con un salario mínimo”.
“Y fue el pueblo el que puso contra la pared al Congreso y revivió la Reforma laboral. Al haber revivido esa Reforma Laboral, los jóvenes aprendices y las aprendices del SENA y en manifestaciones multitudinarias exigieron el contrato laboral”.
“Estuvimos ahí como administración, estuvo el Sindicato, SINDESENA, y muchos sectores del Servicio Nacional de Aprendizaje. Y demostramos, que la democracia callejera sí tiene valor, porque esa presión multitudinaria hizo que el Congreso aprobara esa ley. Y entonces alrededor de 400 mil familias, ahora en Navidad, tendrán una prima navideña, porque su aprendiz va a poder llevar ese dinero a su casa”.
“Podrán tener prestaciones, podrán tener vacaciones, podrán tener un salario mínimo. Pero más allá de esos emolumentos económicos, hay algo bien importante, y es que estos jóvenes podrán tener dignidad, que es sustancialmente lo que ha rescatado el presidente Petro para Colombia. Hoy somos un país más digno, somos un país menos arrodillado”.
Igualmente el Director del Sena se refirió a la consolidación de una ruta integral para la atención a la población desplazada, que se ha hecho impulsando el emprendimiento.
“Ahí hubo un cambio que también fue producto de la reforma laboral y que es muy importante. El Fondo Emprender, ustedes saben, es un fondo que financia iniciativas, que financia capacidades comerciales, que desarrolla todos esos procesos de innovación”
“Pues bien, en la Reforma Laboral logramos incluir un artículo en el que se dijera que las acciones comunales, que las asociaciones de campesinos y campesinas, que las asociaciones populares pueden presentar proyectos al Fondo Emprender, y hoy podemos financiar hasta 1.100 millones para esas asociaciones y el 70% del capital del Fondo Emprender va dirigido a la asociatividad, no a la individualidad”.
“Ese es un hito que nos parece que es importante, porque hoy los proyectos entonces serán asociativos y seguramente que, como decimos aquí en la tierra, o peleamos juntos o nos cuelgan por separado”.
