

Gracias a su infinita fe en Dios, a ese amor por la música y al canto que corre por sus venas, herencia de su padre, don Joseto Medina, y claro está, a la disciplina en el tratamiento médico al que ha debido someterse para recuperar la movilidad de su mano izquierda, nuestro cantautor de la ‘Ciudad del Sol’, Juan Carlos ‘Tushö’ Medina, regresó para deleitarnos con su voz en sus conciertos.
Quisiéramos que fuera con la frecuencia de otros tiempos, eso sí, mantiene la misma entrega hacia su público, quienes, en cada una de sus poesías cantadas, acompañadas de los inconfundibles acordes de su guitarra, hemos vuelto a sentir la energía genuina que transmite con las geniales tonadas y letras que brotan de su alma.
En honor a la verdad, sería más acertado decir que Tushö nunca se ha ido, en lugar de que ha vuelto a las tarimas; su espíritu siempre ha estado ahí, y debo precisar que su retiro temporal obedeció a un diagnóstico médico de rizartrosis en la mano izquierda, que además de producirle bastante dolor físico e impedirle hacer la marcación de las notas y disonantes musicales en su guitarra, lo obligó a hacer una pausa en su carrera artística, alejándolo unos meses de lo que más quiere, su amado público, al que agradece cada vez que tiene la oportunidad de presentarse en algún escenario, aquí se había anunciado su despedida por este mismo medio.
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Que me corrija “Tushito” si la explicación de su retorno no se ve reflejada en su canción titulada ‘Canto para contar’, que a mí me parece que lo explica todo, está claro, él usa el canto para describir la vida, para hablar de lo que ve, para trasmitir su percepción sobre lo especial que abstrae de lo cotidiano, y hasta para cantarle al desamor de alguna princesa de cuentos de hadas que se quedó para siempre grabada en su corazón.
Y al no poder expresarlo de otra manera, la única alternativa que le queda es remover cualquier obstáculo, encontrar la fuerza suficiente en Dios y en su interior, y recuperarse como sea para poder así mantenerse en su ley, que no es nada diferente a la interpretación de sus poemas, a través del canto y la melodía, que solamente logra compaginar magistralmente con el acompañamiento de su fiel compañera de vida, por supuesto, la guitarra que siempre lleva consigo.
El pasado 14 de junio tuve el privilegio de asistir con Sandra Liliana, mi esposita, al concierto que ofreció Tushö en el gastro-bar Aroma en Sogamoso, ya habíamos asistido a otra presentación en el mes de diciembre del año pasado en un sitio por el estilo llamado ‘11 y 6’, lo que me permite contarles con absoluta certeza que la calidad interpretativa del artista se mantiene intacta.
Allí pudimos corear con los asistentes, entre ellos, su mentor musical, el maestro Calixto Raúl Araujo, quien es hermano de otro de los grandes amigos de tertulias y serenatas de “Tushito”, el jurista Alfonso Mario Araujo (‘Poncho’), y su manager Andrés Galán (más conocido como ‘Nek’), cada una de sus canciones, entre otras: El sol, Tres, Amor divino castigo, Lo que queda amor es tiempo, Voy corriendo, Sofía, La vía del sueño, El guerrero preciso, Ya no más, Vestida de luna, El último bar, Girasol, Colibrí, Fantasmal, y Este hombre (escrita a la memoria de su padre).
Así mismo, Rayito de vida, que en complicidad con mi esposa y con el permiso de “Tushito”, la hemos apropiado para nuestras hermosas hijas Arianna Isabella y Ela Luciana; y finalmente, por indiscutible y unánimes votos a favor, casi que ‘obligamos’ cariñosamente a nuestro querido artista a conectar el sonido nuevamente, para que tocara Ansar, una canción que es un himno para todos los sogamoseños, que hace parte de nuestra identidad cultural, y que todas las personas que la han escuchado en otras latitudes del país y del mundo entero, saben que es composición de un cantautor de nuestra tierra conocido como ‘Tushö’ Medina, a quien una vez más, y en nombre de sus seguidores, le estoy inmensamente agradecido por darle color a nuestras vidas con su inigualable talento artístico y por dejar en alto el nombre de esta majestuosa ciudad por donde quiera que ha ido.
Hago una invitación muy especial a las personas que amablemente me lean, para que, de corazón, conozcan más de cerca la obra musical de nuestro talentoso paisano, muchas de sus canciones las pueden encontrar en la plataforma digital YouTube, algunas de estas grabadas junto a su amigo de juventud, el reconocido periodista del Vaticano, Néstor Pongutá Puerto; y de esta manera puedan comprobar la veracidad de las afirmaciones que hace el suscrito servidor en estas breves líneas que solo pretenden hacer un justo reconocimiento al artista en referencia, así está en YouTube.
El ‘poeta de Suamox’, como a la par le conocemos y le llamamos, escribió lejos de su tierra este verso que hace parte de la canción ‘Canto para contar’: “Si no pudiera decirlo con mi canto, qué entendería de lo que veo, qué no podría decir, que más se quedaría adentro, sí, desde el color de las olas hasta el susurro del viento me gusta nombrar, si no pudiera cantarlo, cómo lo podría contar” aquí se puede escuchar la canción.
Me permito cerrar la nota con este breve y pertinente fragmento del libro titulado ‘El canto del pájaro’ del reconocido autor hindú Anthony de Mello, al dirigirse a un alumno que lo interrogaba sobre el conocimiento de Dios: “¿Y por qué canta el pájaro? Respondió el maestro: El pájaro no canta porque tenga una afirmación que hacer, canta porque tiene un canto que expresar”.
Y eso, eso mismo es lo que expresa nuestro compositor sogamoseño con su canto. ¡Larga vida maestro!