‘Enrumbémonos’ en esta Semana Santa

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Por | Gonzalo Bohórquez
Comunicador social y periodista boyacense
@GChalito

Jamás encontrarán una sensación tan indescriptible, nunca gozarán tanto con unos acordes o una melodía; ni por imaginación desearían tanto bailar, moverse, sacudir hasta el alma, mejor dicho, sentir una ‘rumba’ de principio a fin. Es garantizado. Comprobado.

Así como cantamos a ‘grito herido’ canciones de despecho, popular, vallenato, merengue, salsa, uno que otro ‘rocksito’, una que otra balada, y ahora quienes gustan de su tal reguetón y demás… “así mismito”, los invito a disfrutar de la música católica.

¡Sí señoras y señores! Ya imagino lo que pensarán muchos: ‘Chalo’ se nos enloqueció, se volvió fanático religioso o algo así. Ni lo uno, ni lo otro, ni lo que puedan llegar a vacilar.

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Los retiros de ‘Efetá’ y ‘Emaús’ en Tunja, han sido una bendición para nuestras familias.

Simplemente les cuento que en algún momento de mi vida veía y escuchaba a gente cantar en algunos templos y otros sitios de oración con un “algo” que yo no lograba comprender. Si sumercé no es católico y llegó hasta aquí, también aplica, por favor acompáñeme en estas cortas líneas. Vale su tiempo y el mío. Si lo es, con más razón. Ya saben, eso sí, con un buen ‘tintico’. Sí mi veci, sin azúcar. Ya nos vamos conociendo.

Hágase para acá y charlamos. En qué íbamos. Ah, sí, en la belleza del canto. Yo fui de los que me asombré o quizá hasta me burlé por ver esa entrega al entonar cantos religiosos; o en otras creencias, que para ser sensatos, veo que nos llevan una ‘papita’ a quienes nos profesamos ‘católicos’, pues me parecía que exageraban. Pilas, hay quienes sí exageran.

Este año en una gran experiencia de consagración a la Santísima Virgen, donde conocimos la Iglesia Nuestra Señora de Fátima en Tocancipá, sencillamente espectacular.

Tampoco se trata de ir a rasgarnos las vestiduras delante de los demás. Para mí no es tan fácil, ni soy tan expresivo. Es sencillo, en el momento en que sumercé interioriza lo que escucha, al igual que con cualquiera de esos géneros que invaden el mercado, las listas de YouTube, Spotify, emisoras, redes sociales, qué sé yo, de un sinfín de música que nos rodea día y noche, es en ese preciso instante, en el que cada uno lo sentirá y lo sabrá.

Puede que llegue hoy, mañana o pasado. Quizás tarde, probablemente se esfume si no lo pensamos. ¿Habrá que buscarlo? No estoy seguro. El amor debe ser verdadero. Y no hablo de lo que normalmente llamamos ‘amor’. Es un amor que te supera.

En esta Semana Santa por supuesto que está presente la solemnidad de lo que conmemora el mundo católico. Y para mí, que es a lo que voy, una nueva oportunidad para acercarnos a Él.

¿A qué van ustedes a misa? ¿A qué va la mayoría? ¿A qué voy? Eso nos deberíamos responder. En serio que soy testigo de que una inmensa mayoría ni se inmutan. Recuerdo a un padre en la iglesia de Las Nieves de Tunja, que pedía a sus feligreses que participaran activamente de la eucaristía. ¡Pues sí!

No vayan obligados a una celebración eucarística. No se permitan ir enojados, por cumplir, ni por agradar u obecer a alguien. Hay que ir por voluntad. Esa misma que mueve montañas, puede que nos ayude a orar y/o rezar (lo que cada uno prefiera) con firmeza. Yo que hablo suave les digo, a la iglesia deberíamos ir a estar felices, a hacernos partícipes. Si no saben, es válido aprender. Que se noten las ganas eso sí. Por supuesto hay quienes van en un momento de suma dificultad, que es cuando más nos acordamos de ir desafortunadamente, pero créanme, eso va en cada quien.

Mientras que en alguna celebración cristiana, hace unos años atrás, a la que me invitaron unos amigos con los que juego fútbol (o jugaba, hace rato no lo puedo hacer, ya les contaré por qué), se sentía este “algo” del que les hablo; en un par de iglesias de fieles creyentes no se escucha un sonido a la hora de cantar (el del padre si acaso). En la primera alguien pone el paso, a punta de palmas, y el resto replican con gran entusiasmo, en las otras nos da pena y uno que otro, tímidamente, acude a este llamado, con más afán por ver lo que hacen a su arededor. ¿Qué nos pasa?

Si es Silvestre Dangond en un Aguinaldo Boyacense, ahí sí es que nos alborotamos. Si viene Karol G de concierto, mejor dicho. Y así sucesivamente. Pues lo que trato de contarles es más sabroso y más satisfactorio. Te llega a lo más profundo del corazón.

En estos días de piedad, de respeto, nos podemos ir preparando, porque en la ‘Resurrección’ vuelve la felicidad. Dios está vivo. Si deseamos lo podemos sentir en nuestras vidas de la forma en que queramos. Y si rendimos pleitecía a ídolos de carne hueso, podemos entregarnos a la armonía infinita de los sonidos celestiales.

Estos días santos suponen un cambio en nuestras vidas. Una revisión de ‘raca mandaca’. Pienso que con que logremos un momento de inspiración, un rato de soledad con el máximo Creador, un autoanálisis, en fin, tantas ocasiones, será lo que El Todopoderoso nos conceda y en Él poder descansar. Entregar nuestras preocupaciones, nuestros miedos e inseguridades. Es complejo, no soy quien para ilustrarlo.

Lo que sí quiero es dejarles la inquietud de una gran opción, porque quien canta ora dos veces, y eso no lo digo yo. ¿Aburrido? Para nada. Por el contrario, es espectacular.

Les dejo unos títulos, no por hacerles propaganda, ni siquiera la necesitan, ya son demasiado conocidos incluso a nivel mundial, tal vez lo hago por ejemplificar lo que logra mover mi ser.

Entonces, no acertaría en darle un orden, pues realmente son temas hermosos que sería injusto hacer una lista por su importancia, y están, entre tantos, canciones como ‘Sencillamente’ de Hakuna, ‘No estás solo’ de Fruto del Madero, ‘Amar como tú’ de la hermana Inés de Jesús, ‘El rey de mi vida’ de Joan Sanchez, ‘Hasta la locura’ de Pablo Martínez, y que viene al caso, una composición que se hizo en honor a las víctimas del COVID-19, a sus familiares y amigos, en las voces del boyacense Héctor Tobo y el inconfundible Andrés Cepeda, donde es evidente la grandeza de nuestro Señor.

Si los ha escuchado es posible que me pique el ojo y me haga que listo, ‘Chalito’, ya veo de qué se trata. Si no ha tenido el chance, es muy fácil encontrarlos en Internet. Y apenas estoy explorando, un paisano con más experienca en el campo dirá “este man qué”; pues que estoy maravillado. Uno piensa que este tipo de música puede ser para dormir. En lo absoluto.

Bueno, eso era. Y esto es producto de algunas vivencias que han llegado a mi vida (como una Consagración que hicimos) y de lo que en gran parte me ha querido obsequiar mi amor, mi pareja, mi compañera de camino. Ella, quien dedica gran parte de su tiempo a cantarle a Dios ha encendido en mí esa ‘chispita’. Tal vez eso ha sido fundamental, ver su dedicación y por supuesto, acompañarla, porque realmente cada vez que la escucho, en primera fila, es como estar en otra dimensión. Es Él, estoy seguro, obrando en los dos.

¿Y qué creen? Hay para todos los gustos, géneros musicales, edades, y que se dan en todas las épocas del año. Te levanta de la tristeza, te da fuerza en la desolación, te asegura un momento de privilegio, es como un sueño, en una canción.

¿Nos ‘enrumbamos’ con el Señor?

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