‘El milagro’ de Nobsa

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Por | Ricardo Rodríguez Puerto

Nobsa, un pequeño municipio de la provincia de Sugamuxi, de apenas un poco más de 16.000 habitantes, es el mejor ejemplo de lo que se puede lograr con buenas decisiones administrativas, gestión tributaria, promoción, ingenio, ideas creativas, marketing y emprendimiento.

Normalmente cuando alguien se refiere al significativo peso que hoy tiene Nobsa en muchos aspectos de la vida departamental de Boyacá, sus interlocutores le recuerdan que en esa localidad están ubicadas empresas de la importancia de Acerías Paz del Río, Holcim y Argos, y, por supuesto, que esa apreciación en válida pero lo que ha estado ocurriendo trasciende a muchos ámbitos en los que antes no existían.

Hasta hace menos de 25 años ese municipio era uno más del nororiente de Boyacá; no tenía una identidad clara, pues ni siquiera se sabía con certeza si era de Sugamuxi o de Tundama; en lo turístico era menos que Tibasosa, Tota, Aquitania o Monguí y, por no estar ubicado dentro del trazado de la carretera entre Duitama y Sogamoso, parecía condenado al atraso, como pasa con tantos de nuestros pueblos.

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Según datos publicados este fin de semana por Jacinto Pineda, profesor de la Escuela Superior de Administración Pública, ESAP, y un estudioso de las cifras de Boyacá, hoy Nobsa, a pesar de su pequeño tamaño, es la quinta economía más importante de Boyacá, luego de Tunja, Sogamoso, Duitama y Puerto Boyacá.

Según el valor agregado municipal, Nobsa representa el 5,6 por ciento del total de lo que produce Boyacá. El Valor agregado municipal per cápita de Nobsa, es decir por habitante, es de 134.079.036, mientras el de Boyacá es de 30.065.445.

El valor agregado municipal es una estadística que mide el valor económico de un municipio dentro de un departamento y se calcula a partir de las actividades económicas que se desarrollan en los sectores primario, secundario y terciario.

Según cifras también recientes, Nobsa apenas depende en un 21,92 por ciento de las transferencias de la Nación, cuando un alto porcentaje de municipios de Boyacá esa dependencia es del más del 50 por ciento, llegando hasta el 88,9 por ciento.

Sin tener un gran atractivo, como sí lo tiene muchos municipios nuestros, Nobsa ahora es referente el departamento en temas de turismo, artesanías, eventos, gastronomía y souvenirs, entre otros. Es uno de los tres destinos obligados para quienes visitan la región.

Todo comenzó en 2001 en la alcaldía de Juan Carlos Granados, cuando se reformó el Estatuto Tributario Municipal. Resulta que industrias como Holcim y Acerías, que realizan allí muchas de sus actividades comerciales, no generaban ningún tributo al municipio. Lo que se hizo con ese Estatuto fue lograr que esas empresas se volvieran autoretenedoras de industria y comercio y el municipio comenzó a recibir esos impuestos.

A partir del 2002 Nobsa fue durante varios años el primer municipio de Boyacá en eficiencia fiscal, generando no solo un reconocimiento turístico sino administrativo. Tal vez por eso no solo Granados fue más tarde elegido como gobernador de Boyacá sino que uno de sus sucesores en la Alcaldía, Ramiro Barragán, también llegó a ocupar, por elección popular, el primer cargo ejecutivo del departamento.

Durante el gobierno municipal de Granados se implementaron otras estrategias, como ‘el Día de la Ruana’, ‘Nobsa se vuelve Pesebre’, el ‘Festival del Mueble Rústico de Punta Larga’, el ‘Festival Nacional de Postres’, ‘Festival Nacional del Rock’ y ‘Nobsa se toma a Medellín’, que se sumaron a eventos que ya se venían realizando como el Festival Vallenato y el Festival de la Vid y el Vino.

Hasta esa época, Tibasosa era el pueblo de Sugamuxi con el mejor pesebre; pero Nobsa aprovechó el ingenio y la creatividad de sus artesanos e implementó el pesebre gigante con figuras en movimiento que hoy sigue atrayendo turistas. A ese pesebre le agregaron la iluminación del parque, que ni siquiera tiene la belleza y las características coloniales de Tibasosa.

Corrales y Gámeza tenían y tal vez tienen mejores iluminaciones, pero les falta infraestructura de vías y de servicios.

Productos como las campanas y los muebles rústicos de Punta Larga, las ruanas y otros tejidos, las brevas o los vinos fueron promocionados en una gran estrategia nacional; de manera simultánea con eventos y festivales periódicos para no dejar perder la atención de los visitantes.

En todos estos años Nobsa ha desarrollado toda una red empresarial de artesanos, comerciantes y hoteleros; hay más de 400 locales que ofrecen comida, artesanías; en general, servicios turísticos.

La industria sin chimeneas genera más empleo que de Paz del Río, Holcim y Argos.
El ejemplo de Nobsa demuestra que en muchos casos no se necesita tener grandes riquezas sino saberlas gestionar y ampliar, lo que contrasta, por ejemplo, con lo que ocurre con los municipios del Occidente de Boyacá, que tienen las esmeraldas más valiosas del mundo, pero que viven en la pobreza porque no han podido lograr que la explotación y comercialización les genere rentas ni convertir ese ‘embrujo y verde’, que tanto cautiva y asombra, en una fuente de riqueza o bienestar.

La verdad, si se compara con Villa de Leyva, Paipa, Tota, Aquitania, Tenza, Monguí, Guicán y otros municipios, a veces pareciera que los nobsanos han estado ‘cañando’ con eso de que son un atractivo de Boyacá, pero lo cierto es que quienes visitan a este municipio regresan felices a sus lugares de origen y aquí se hace cierta aquella máxima de que turista satisfecho trae más turistas.

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