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Contrapunto económico | Profesor investigador, integrante del grupo OIKOS de la UPTC
El pulso entre el Gobierno Nacional y los opositores a sus reformas, no ha terminado. El episodio más exacerbado ha sido la derrota del proyecto de reforma laboral. De tiempo atrás, los empleadores y los gremios que los agrupan, argumentan que cualquier reforma traería consigo un aumento en los costos laborales.
Uno de los argumentos para archivar la reforma laboral en la Comisión Séptima del Senado es que esta no apunta hacia la reducción de la informalidad, por abogar por el reconocimiento de las horas extras y el pago del recargo por el trabajo nocturno, así como los pagos extras por festivos y dominicales.
Se sostiene que un incremento en los costos, favorece a los trabajadores formales, que bordean los 10 millones de personas, reivindicando sus derechos, a expensas de los cerca de 13 millones de informales, que laboran en alrededor de 2,5 millones de empresas de menos de 10 personas (microempresas o micronegocios), forzándolas a endurecer las condiciones de contratación de mano de obra, que no cotiza a la seguridad social. Además, se agrega que tiene un sesgo antiempleo, por desmotivar a los empleadores. En otros términos, que sus alcances son excluyentes y conduciría a mayor precarización.
Pese a lo anterior, las cifras revelan que la formalidad ha venido aumentando, simultáneamente a la creación de empleo asalariado en todos los sectores de la economía colombiana. Su correlato, la informalidad se ha menguado, acompañando el ciclo económico.
Como se sabe la informalidad resulta de un desajuste en el mercado de trabajo, al no poder absorber los sectores económicos formales, el excedente de oferta de mano de obra, tanto urbano como rural, lo que caracteriza un mercado segmentado con baja movilidad y desiguales niveles de productividad e ingresos La Organización Internacional del Trabajo (OIT), estima la informalidad mundial en 57,8 por ciento, mientras que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) calcula que en el continente este indicador roza 50,5 por ciento, lo que contrasta con lo observado en las economías de ingreso alto (13,2 por ciento). La informalidad en Colombia, supera el promedio de América Latina y se acerca a la media mundial.
Durante las primeras dos décadas de este siglo la informalidad tendió a decrecer, lo que se vio interrumpido con la aparición de la pandemia en 2020, la que revirtió esta tendencia hasta situar los niveles por encima del 50 por ciento. Como se aprecia en el siguiente cuadro, el pico de la informalidad se alcanza en 2021, coincidiendo con la recuperación de la economía colombiana, luego de la peor recesión registrada en lo transcurrido de este siglo, para luego declinar en los últimos tres años, contrayéndose en dos puntos porcentuales. Contrario a lo que podría esperarse, el empleo en el país, aumentó durante el periodo 2021-2024, debido a la mayor generación de puestos de trabajo formales.
Ahora bien, al contrastar la tasa de informalidad en el mercado laboral de Colombia y Tunja, la ciudad muestra un comportamiento sorprendente, que se alinea a otras ciudades, estando distante de los guarismos nacionales, lo que podría estar indicando un progresivo patrón de formalización laboral.
La informalidad laboral tiene unos rasgos diferenciados, que acentúan su incidencia, según género, edad, sector, posición ocupacional o tamaño de empresa, entre otras características. Podría afirmarse, que los niveles de informalidad masculina y femenina, son muy similares (con una brecha de 4,0 por ciento) y su trayectoria es descendente, asimismo prevalece en el heterogéneo sector terciario, particularmente, el comercio, la hotelería y restaurantes, transporte, actividades artísticas, entretenimiento y recreación. De otra parte, más del 60,0 por ciento de los trabajadores por cuenta propia (independientes que generan autoempleo) son informales, lo que resulta coincidente con el hecho de que la abrumadora mayoría de las unidades económicas -que el año pasado bordeaba el 95,0 por ciento-, son microempresas o micronegocios.
Posdata: Enhorabuena, el Ministerio de Trabajo expidió recientemente un decreto de formalización docente. Mientras que en las 34 universidades públicas colombianas el 68,7 por ciento de los docentes son ocasionales y catedráticos; en la UPTC esta proporción es de 77,5 por ciento (1.581 profesores). La universidad deberá abocar, después de proveer, el año pasado, 70 plazas de planta de 116 pendientes, una convocatoria para, por lo menos, vincular 46 docentes. Amanecerá y veremos, dijo el ciego…