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Gensa, que significa Generación Energética S.A. E.S.P., con sede en Manizales, ciudad ubicada a más de 420 kilómetros del centro de Boyacá, es la empresa que, por las absurdas decisiones políticas del país, se encarga de administrar las tres unidades de generación eléctrica de Termopaipa.
Esas tres viejas plantas, que entraron en operación en los años 1963, 1975 y 1981 han significado desde esos tiempos una fuente de empleo, la más importante del centro del departamento, no solo por la mano de obra que se requiere para la operación sino porque de esa generación dependen los ingresos de unas 2.500 familias de Paipa y de todo el corredor desde Tunja hasta las provincias de Tundama, Sugamuxi, Norte, Gutiérrez y Valderrama, que son las que suministran el carbón que se quema en Termopaipa para producir calor, que se usa para producir vapor de agua, que a su vez es el que mueve las turbinas que generan la electricidad.
Casi 50 años después de construidas y de entrar en operación Termopaipa produce actualmente unos 150 ó 152 megavatios que son muy importantes dentro del aporte, calculado en casi el 40 por ciento, que hace la energía térmica al Sistema Energético Nacional.
Termopaipa tiene 187 trabajadores directos, de ellos150 sindicalizados; unos 40 trabajadores a término fijo, unos 20 de servicios generales y temporales, otros 30 ó 35 con una compañía de vigilancia más otros 10 ó 15 que prestan el servicio de alimentación.
Las cifras del carbón que adquiere Gensa para la generación en Termopaipa son impresionantes: entre el 2023 y el 2024 esa empresa compró cerca de 800.000 toneladas y sus directivas esperan que este año puedan ser 200 o 300 mil más; eso quiere decir una cifra superior al millón de toneladas en tres años, a 350.000 cada una, lo que daría una cifra que supera fácilmente los 350 mil millones de pesos.
Por todo eso es que Termopaipa, con las tres unidades de generación, independientemente de que dependa administrativamente de una empresa de Manizales, es hoy la industria más importante de Boyacá, por encima del turismo, de las esmeraldas del Occidente de Boyacá e incluso de Acerías Paz del Río, que si bien puede generar más de 1.000 empleos directos, no irriga tantos recursos a la economía regional.
Hoy toda esa operación, esa dinámica industrial, comercial y extractiva está punto de desaparecer, pero no solo por las políticas de transición energética que está promoviendo el Gobierno del presidente, Gustavo Petro, sino por las equivocaciones y malas decisiones administrativas y comerciales que se imponen desde Manizales.
El primer error es precisamente que una empresa que tiene sus principales activos en Paipa se maneje administrativamente desde Manizales, pero esa fue una decisión que se tomó desde el 2004, en las épocas de la Presidencia de Álvaro Uribe Vélez, con Óscar Iván Iván Zuluaga, primero senador y luego como ministro de Hacienda, en el segundo periodo del gobierno de ‘mano firme, corazón grande’.
Depender del manejo paisa ha causado que en Manizales tengan una nómina administrativa cercana a los 200 funcionarios, con salarios superiores a quienes realizan la operación en Paipa, es decir que la burocracia caldense es más costosa que la planta de trabajadores que realiza el trabajo de producción en Termopaipa.
Desde el 2006 Gensa adquirió una sede propia en la capital de Caldas y desde esa época, aunque más del 95 por ciento de los ingresos de la empresa se producen por la generación de Paipa, la nómina de Manizales ha venido creciendo con tres gerencias misionales: generación, proyectos especiales e ingeniería; seis áreas de apoyo: Secretaría General, direcciones de Planeación, Administrativa y Logística, Financiera, Ambiental y Control Interno.
Además de tener a Termopaipa, Gensa ha promovido algunos proyectos de generación, principalmente en el sur del país y en Chocó, con granjas solares, pequeños proyectos hidroeléctricos y de redes, que significan muy poco en materia de generación y mucho menos en materia de ingresos.
Y Gensa ha sido, durante más de 20 años, el más grande fortín político del uribismo de Caldas; desde el exministro Óscar Iván Zuluaga, pasando por el exgobernador de Caldas y excongresista Tony Jozame Amar, el excongresista Óscar Tulio Lizcano, su hijo Óscar Mauricio Lizcano, hasta el cuestionado exsenador liberal Mario Castaño (el de Las Marionetas).
Todos ellos y otros tuvieron que ver con el engrosamiento durante años de la nómina burocrática de Gensa Manizales, mientras los planes de austeridad se aplicaron para ‘la mano obra no calificada’, que ha sido la que ha tenido funcionando las ‘termos’ de Paipa.
Hasta ahí el asunto no tendría mucho de grave porque, al fin y al cabo, se trata de otro episodio más de politiquería y de colonialismo promovido por los paisas, que ha ocurrido ante la mirada para otro lado de los gobernadores y de la clase parlamentaria de Boyacá.
Pero el asunto pasa a mayores porque en los últimos cinco años, incluyendo dos y medio del gobierno del presidente Petro, se han venido acentuando una serie de hechos sobre los que no hay explicaciones por parte de las directivas de Manizales, pero con implicaciones en la salud y la calidad de vida de los paipanos y boyacenses.
En primer lugar, la construcción de las torres de enfriamiento que hacen o hacían parte del Plan de reconversión tecnológica. Las directivas dijeron que este proyecto, que permitiría recircular y reincorporar aguas a las piscinas de enfriamiento, se convertirá en un hito histórico porque permitirá adecuar el sistema a las exigencias normativas actuales y aislar la sección del Río Chicamocha y de la Quebrada El Volcán. Parece ser que, después de varias suspensiones, adiciones y otrosíes, este proyecto está abandonado y el agua caliente de esas represas seguirá impactando la biodiversidad del principal río de Boyacá. El proyecto, con inversión de mucho más de $50 mil millones, está abandonado y ni siquiera se sabe que hayan hecho pruebas para ver si esas inversiones sirven para algo.
Igual sucede con los miles de millones de pesos invertidos en sistemas de drenaje que buscaban canalizar aguas de los procesos industriales, que siguen botando al río Chicamocha.
El Sindicato de Trabajadores de la Energía de Colombia, Sintraelecol, Seccional Paipa, también tiene muchas observaciones sobre las inversiones que la empresa realiza permanentemente en compra de filtros y mantenimiento de las unidades, que agudizan los problemas de contaminación y hace más complicado y costoso todo el proceso de producción de energía. Los precipitadores electrostáticos, que son dispositivos que eliminan partículas contaminantes del aire, se han estado adquiriendo a bajos precios por no comprarle a reconocidas firmas especializadas, provocando más contaminación.
Dice Sintraelecol que desde Manizales también se han tomado decisiones equivocadas en materia comercial, con venta anticipada de energía en la bolsa a muy bajo precio, generando pérdidas millonarias y poniendo en riesgo el futuro financiero de Gensa.
Antes de dar explicaciones sobre la forma como se han hecho todos esos manejos, las directivas de Gensa, aprovechando la coyuntura de la transición energética que promueve el Presidente Petro, han mostrado las dificultades económicas que ahora tiene la empresa, en la que los primeros damnificados han sido proveedores de carbón y prestadores locales de servicios y dando a entender que llegó la hora de cerrar las termos ‘por obsolescencia’.
Lo que viene- teme Sintralelecol- es que los directivos de Manizales, todos políticos y ahora en tránsito hacia el petrismo, consigan que el Gobierno les avale y les financie proyectos de transición energética para ejecutarse en Caldas, mientras las vetustas plantas de Paipa podrían quedar en cualquier momento abandonadas, los trabajadores boyacenses sin su fuente de empleo y los carboneros en la ruina.
Toda la economía de Boyacá afectada de manera muy grave porque durante años los manizaleños ‘se han estado llevando la carne y nos han estado dejando el hueso’.