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¿Por qué al Gobernador de Boyacá le tocó salir en sus redes sociales a explicar que no tiene ninguna aspiración para las elecciones del 2026 y que su única preocupación de este cuatrienio es consolidar su proyecto de la Boyacá Grande? Medios de comunicación de Bogotá son enfáticos en el inmenso poder político y burocrático que Amaya tiene a nivel nacional lo que, al parecer, está creando celos dentro del Partido Verde.
El gobernador de Boyacá, Carlos Andrés Amaya, es uno de los dirigentes políticos más poderosos del país.
Lo irónico es que, aunque en las elecciones del 2022 Amaya votó en primer vuelta presidencial por Sergio Fajardo y en segunda vuelta por Rodolfo Hernández, ahora ese gran poder lo acumula a la sombra del gobierno del presidente Gustavo Petro.
En esa coincidieron esta semana La Silla Vacía y el diario El Espectador, que publicaron sendas historias sobre el control que Amaya ejerce en una gran fracción del Partido Verde, la designación de cuotas suyas en cargos de primera línea del Gobierno nacional con millonarios presupuestos; su hegemonía en Boyacá y su consolidación como el primer puente entre el Gobierno nacional y las regiones.
La conclusión es que Amaya tiene hoy la ’batuta’ dentro del Partido Verde y que su papel será de gran trascendencia en las elecciones del 2026.
Por esa razón a Amaya le tocó salir en sus redes sociales a aclarar que no tiene intenciones en participar en las elecciones de dicho año y que su labor está enfocada a sacar adelante la Gobernación de Boyacá.
“Ante algunas publicaciones que han circulado con respecto a la supuesta posibilidad de mi nombre para un escenario electoral en 2026, quiero ser enfático en que NO tengo interés en participar en elecciones en dicho año”, escribió Amaya.
En otro aparte aclaró “Mi única preocupación este cuatrienio será consolidar la Boyacá Grande y asumir debates con respecto al fortalecimiento de las regiones”. Concluyó Amaya que está enfocado en hacer el mejor gobierno posible de su departamento hasta el 31 de diciembre de 2027”.
Pues el diario El Espectador publicó un análisis en el que señala que Amaya amplía su red de poder y proyecta una toma del partido Verde de cara al 2026.
Sepún el diario bogotano, el gobernador Carlos Amaya tiene línea directa con el ministro Juan Fernando Cristo y por esa vía influencia en la Casa de Nariño.
“La consolidación de Amaya como el posible jefe de los verdes genera molestia y preocupación entre algunos integrantes de la bancada. Varios aseguran que el pragmatismo del gobernador puede poner en riesgo las reglas para otorgar avales o incluso para acordar una candidatura unitaria para el 2026”, publicó El Espectador.
Y recoge la opinión de un senador del Partido Verde según la cual: “Nos preocupa esa concentración de poder, él tiene su grupo y ha demostrado que no se guía únicamente por la visión del partido; ya vimos cómo votó por Fajardo, luego por Rodolfo Hernández y ahora encajó en el petrismo”.
“Las mayorías de la bancada coinciden en que Carlos Amaya viene cosechando su influencia desde hace varios años y que el pragmatismo y la habilidad política que lo caracterizan también dejan la puerta abierta al diálogo con los demás sectores. De hecho, comentan que el líder boyacense mantiene una buena relación con Carlos Ramón González y con Claudia López, quien a propósito le dio participación en su paso por la Alcaldía de Bogotá”.
“Amaya tiene una trayectoria grande en el partido y muchos le copian, pero eso no quiere decir que él se quiera imponer a los otros sectores. Su actitud ha sido siempre la de buscar consensos y equilibrar las fuerzas sin arrumar a nadie”, dice en su defensa el presidente de la Cámara, Jaime Salamanca, parte de su bloque y hoy por hoy una ficha clave del gobierno Petro para el trámite de las reformas.
Por su parte La Silla Vacía dice que el otrora líder estudiantil de centroizquierda, militante del Partido Verde y exrepresentante a la Cámara prepara su próximo salto político de la mano del gobierno nacional, tal como lo hizo antes, a una escala más pequeña, con la exalcaldesa Claudia López en Bogotá.
“Amaya tiene línea directa con el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, controla una entidad agraria, y su minibancada en el Congreso pelea constantemente para conseguir millonarias inversiones para su departamento y su fortín político”.
Agrega que el gobierno lo necesita porque este año es la voz cantante de los gobernadores del país, como presidente de la Federación Nacional de Departamentos, y porque tiene votos en el Congreso que le están ayudando a sacar adelante las reformas sociales. “La mezcla de pragmatismo, capital político que ha construido y el acceso privilegiado al gobierno Petro lo están posicionando para las elecciones de 2026”.
Y dice la Silla vacía: “Desde el 7 de agosto de 2022, exfuncionarios y aliados políticos del grupo Amaya han entrado en el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA). La entidad, que cuenta con un presupuesto anual de más de 500 mil millones de pesos, se encarga de los acuerdos sanitarios que están detrás de la comercialización de productos agropecuarios”.
Tiene sentido que el ICA le interese a Amaya, hijo de una familia campesina, y abanderado del paro agrario contra el gobierno Santos en 2013, que tuvo su epicentro en Boyacá. “Es una persona con un gran conocimiento del sector. Siente, además, un compromiso con los campesinos de su departamento, quienes lo eligieron”, dice Jhenifer Mojica, ex ministra de Agricultura.
La “toma amayista” de la entidad se ha visto reflejada en varios puestos estratégicos:
En la gerencia del ICA está la ingeniera industrial Paula Andrea Cepeda, quien, además de haber sido compañera de posgrado de Amaya en la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito, trabajó con él en la Gobernación del período 2016-2019. Cepeda continuó en la administración departamental entre 2020 y 2023, cuando al frente estuvo Ramiro Barragán, quien fue impulsado por Amaya.
El abogado Ricardo Vargas, quien fue el asesor jurídico de la primera gobernación de Amaya, ahora es el subgerente de Regulación Sanitaria.
El exdiputado de la Alianza Verde, Hugo Alveiro Rosas, es director técnico de Inocuidad e Insumos Agrícolas; y el ingeniero Luis Gerardo Arias Rojas, asesor de la gobernación de Barragán, es el subgerente de Protección Vegetal.
El interés de Amaya y sus aliados por potenciar al ICA quedó patente recientemente durante la discusión del presupuesto para 2025. El representante a la Cámara de Boyacá impulsado por Amaya, Wilmer Castellanos, movió una proposición para que esa entidad recibiera 700 mil millones de pesos adicionales, es decir, más de un 140 por ciento de lo que tiene actualmente.
Según Castellanos, el ICA necesita ese dinero para fortalecer su gestión y ayudar a garantizar la seguridad alimentaria del país. “Se requiere incrementar su presupuesto
para generar mayor inversión en la sanidad agropecuaria e inocuidad alimentaria”, dijo.
“El representante propuso quitarle esos 700 mil millones al presupuesto de la Agencia Nacional de Tierras. La proposición no prosperó porque el presupuesto no se aprobó y va a salir por decreto. Castellanos dice que retiró la propuesta al día siguiente porque se equivocaron con el dato, que no eran 700 mil millones, sino 70 mil millones”.
Dice la Silla vacía que Carlos Amaya tiene una bancada propia y en expansión
“Wilmer Castellanos desempeña un rol clave en las cuentas y en el posicionamiento del equipo de Amaya en el gobierno Petro. Ingeniero civil de profesión, exalcalde de Sutamarchán y ex director de Planeación de la gobernación de Barragán, tiene silla en la peleada Comisión Tercera, que se encarga de los temas económicos”.
“Durante las discusiones del Plan Nacional de Desarrollo (PND) en esa comisión, Castellanos consiguió que el gobierno incluyera nueve megaproyectos de inversión estratégicos para la Boyacá gobernada por Amaya. Van desde carreteras y plantas de tratamientos de aguas residuales hasta hospitales. El gobierno prioriza ese tipo de obras en el presupuesto anual. Por eso, Castellanos está pidiendo que para el 2025 le garanticen unos 400 mil millones para ejecutar algunos de los proyectos que logró incluir en el PND”.
“El congresista cumple con su tarea de presentar propuestas y proposiciones que se enmarquen dentro de los ejes temáticos. El Gobierno los revisa y define si los avala o no.
s un trabajo articulado entre la proposición y el debate”, dice Castellanos.
“Castellanos no sólo es relevante por su voto en las comisiones económicas por donde debe pasar la reforma tributaria. Hace unos días fue elegido integrante de la Comisión Interparlamentaria de Crédito Público, a la que el gobierno debe solicitar avales cada vez que necesita endeudarse.
“La comisión de la comisión”, como suelen llamarle a Crédito en el Congreso, ha estado envuelta en escándalos durante el gobierno de Petro. Los confesos corruptos exfuncionarios de Gestión del Riesgo, Olmedo López y Sneyder Pinilla, han dicho que el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, habría intentado direccionar contratos para favorecer a los congresistas de Crédito Público a cambio de votos para aprobar créditos”.
“La injerencia legislativa del grupo Amaya va más allá de Castellanos. Este año, con la ayuda del gobierno, el otro representante verde de Boyacá, Jaime Raúl Salamanca, fue elegido presidente de la Cámara. Este es un cargo estratégico porque decide el orden del día de las sesiones plenarias, prioriza los proyectos de ley, da o quita la palabra y es quien tiene interlocución con otros sectores del poder”.
“Salamanca está jugado con las apuestas del gobierno. Por ejemplo, puso la reforma laboral como único punto de discusión en siete sesiones en la agenda de la plenaria. Manejó los tiempos para evitar que la oposición saboteara la discusión y cerró filas ante maniobras dilatorias, como las recusaciones”.
Los votos del grupo Amaya en el Congreso no solo son de Boyacá. El gobernador es cercano a tres congresistas más: la senadora Carolina Espitia de Boyacá, a quien le movió votos en la campaña, y los representantes Duvalier Sánchez del Valle y Elkin Ospina de Antioquia. (Espitia y Ospina también tienen aliados suyos en el ICA.”)
“Esta minibancada también ha respaldado las principales apuestas del gobierno: la fallida reforma a la salud cuando pasó en la Cámara o la reciente reforma laboral”.
“La línea directa con el gobierno y las cuotas burocráticas: de Carlos Ramón a Cristo
La voz del gobernador Carlos Amaya resuena con fuerza en los ministerios. El 13 de agosto, durante el Foro Nacional del Acero en Tunja, le pidió públicamente al gobierno Petro aumentar los aranceles al acero importado desde Rusia y China con el objetivo de proteger a los productos de acero nacionales. El Ministerio de Comercio finalmente aprobó los aranceles. Uno de los más beneficiados fue Paz del Río, la empresa siderúrgica más grande del país, con sede en Boyacá, y de la que Amaya fue asesor externo entre septiembre del 2022 y mayo del 2023.
Más allá de su influencia en este tipo de decisiones, Amaya también se ha beneficiado con el gobierno Petro, nombrando a familiares en distintas entidades.
El ingeniero electrónico, Jhon Amaya, hermano del gobernador, es el subdirector de Innovación Digital del Fondo de Paz. Esta entidad está dirigida por el exrepresentante de Boyacá, Wilmer Leal, también perteneciente a la línea de Amaya.
Amaya se llevó a la abogada Sandra Urrutia, quien había sido la primera ministra de las TIC del gobierno Petro, y la nombró secretaria de las Tecnologías de la Gobernación de Boyacá. Hace unos días, gracias a la gestión de Urrutia, el Fondo de las TIC del Ministerio le entregó a la Gobernación más de 13 mil millones de pesos para que ejecute un programa de conectividad de internet en zonas rurales.
“La penetración burocrática del grupo Amaya ha sido consentida por el gobierno, desde el exdirector del Dapre y exdirector de la Dirección Nacional de Inteligencia, Carlos Ramón González, uno de los hombres fuertes de su partido, el Verde. Los dos presionaron para que esta colectividad no se saliera de la coalición de gobierno, pese a la voluntad del sector antipetrista de la bancada.
Tras la salida de González, salpicado en el escándalo de Gestión del Riesgo (Ungrd), Amaya siguió disfrutando de su acceso privilegiado al gobierno, a través del ministro del Interior, Juan Fernando Cristo”.
“Hoy en día, Cristo es el principal puente del gobernador Amaya con la Casa de Nariño, según dos altos funcionarios del gobierno y un político cercano al ministro. Se hablan con frecuencia por teléfono, discuten sobre las reformas en el Congreso y los proyectos de inversión para su departamento. Recientemente, Cristo presentó los cinco puntos de su “acuerdo nacional” en Villa de Leyva, la ciudad colonial de Boyacá”.
“Trabajan como si fueran del mismo equipo político”, resume un exfuncionario que los conoce a ambos, y que pidió la reserva de su nombre para dar más detalles sobre la relación.
Amaya es uno de los gobernadores que más defienden la descentralización impulsada por el ministro Cristo. Como presidente de la Federación Nacional de Departamentos estuvo ayer en el Senado defendiendo la reforma del Sistema General de Participaciones (SGP), por el que se transfiere dinero a las regiones para pagar la salud, la educación, el agua potable y el saneamiento básico.
“Si no actuamos, entonces sinceremos el debate y acabemos con los departamentos”, dijo Amaya sobre un debate que tiene enfrentados al ministro Cristo y al ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, y a sus técnicos, que están alertando sobre una posible crisis fiscal si se aprueba la reforma.
El gobernador, sin embargo, haciendo gala de su habitual equilibrismo político, abrió la puerta para la negociación. “Miremos y hagamos una revisión sobre las competencias de los departamentos”, dijo a propósito de la crítica de Hacienda frente al aumento de las transferencias a las regiones por el SGP sin darles más responsabilidades en sus territorios.
La relación entre Cristo y Amaya se consolidó en las elecciones del 2022. El actual ministro fue el encargado de armar la Coalición Centro Esperanza, en la que Amaya compitió con Sergio Fajardo y Juan Manuel Galán, entre otros, para elegir un candidato de centro para las presidenciales. Luego, en 2023, Cristo le ayudó al equipo de Amaya en las elecciones regionales. El entonces partido del ministro, En Marcha, avaló su candidatura a la Gobernación de Boyacá.
Y concluye La Silla Vacía: “El empoderamiento de Amaya y su estructura política con el gobierno nacional, lo han ido posicionando como una posible figura para las elecciones de 2026.
Llega con el antecedente de haber sacado poco más de 450 mil votos en la consulta presidencial del centro en el 2022. La mayoría de esos votos los obtuvo entre Boyacá (192 mil) y Bogotá (116 mil). Su éxito se debió a la popularidad que tenía en su departamento, a la sólida organización política que ha construido en la última década y a sus vínculos con la administración de Claudia López en Bogotá”.
“Además, tiene la capacidad de pactar con diferentes sectores políticos sin mayores reparos ideológicos. “Como viceministro del gobierno Santos lo vi gestionando grandes recursos para su departamento. Lo hizo también con el gobierno Duque y ahora con Petro. Es lo que debe hacer como gobernador. Si por eso dicen que es petrista, también deben decirle santista o duquista”, dice el exsecretario de Bogotá, Luis Ernesto Gómez, quien fue el principal enlace de Amaya con la alcaldía de López”.
“Para el 2026, el gobernador puede llegar con su conocido pragmatismo político, ahora potenciado con una minibancada nacional, aceitada con la burocracia del gobierno. Un botín apetecido para cualquier candidato a la Presidencia”.