Por | Guillermo Velásquez Forero / guillermovelasquezforero.com
Esta cifra de asesinatos de Estado confirmados y documentados por la JEP, perpetrados por el ejército, comprueba que el Estado colombiano es una organización criminal. El sinnúmero de ejecuciones extrajudiciales de las que no se tienen evidencias, testimonios o denuncio, se debe añadir a este inventario. A esta matanza de jóvenes colombianos, ordenada, exigida y pagada por el gran asesino y presidente vitalicio Álvaro Uribe Vélez, hay que agregar los 4.153 asesinatos de los militantes del partido Unión Patriótica, cometida por otro matarife y presidente Virgilio Barco. Aun hay mucho más: los miles de asesinatos y masacres cometidas por paramilitares deben sumarse a este negocio de la sangre. El genocidio es la única respuesta que los matones dirigentes del Estado ofrecen a las exigencias sociales, económicas, jurídicas, de salud, educación, vivienda, etc. que les plantean las organizaciones sociales y políticas que defienden los Derechos y la vida de los colombianos. Cada asesinato es una evidencia de que el Estado es una maquinaria criminal dirigida y usufructuada por una casta de canallas y malditos embusteros de la peor ralea: asesinos, ladrones, saqueadores, traidores de la patria, narco-paramilitares, sicarios y lavaperros del imperio norteamericano; vampiros que siguen sorbiéndose la sangre del pueblo, y disfrutan de sus crímenes en la impunidad, empotrados en el poder a perpetuidad. Hace más de doscientos años, los políticos de derecha llegaron a “el límite en que la política se convierte en asesinato”, como lo define Michel Serres. Después de mentir y engañar a rebaños de analfabetas imbéciles, se trepan al poder y se convierten en máquinas de guerra encubiertas, y se dedican al exterminio de los enemigos que se inventan, que puede ser cualquier colombiano que se atreva a pensar, expresarse y exigir el cumplimiento de las obligaciones constitucionales, la justicia social, la paz, el trabajo, y el respeto a la vida y el medio ambiente. Los líderes sociales, sindicales, indígenas, campesinos, ambientales, defensores de Derechos Humanos, dirigentes políticos de izquierda, periodistas no vendidos e intelectuales son sus víctimas preferidas; pero los niños y los jóvenes, también. ¿Será que en el 2022 la mayoría de votantes seguirá eligiendo a los matarifes, a los asesinos de niños, a los genocidas que roban y matan al pueblo colombiano?
Y es que la guerrilla no ha matado gente en este país que ideología tiene el eln y farc EP sea equilibrado y por su puesto no hay que lavar la cara a la derecha lo que pasa es que cuando se monte la izquierda se acaba Colombia ese es el sueño de los narco cubanos exportadores de hambre y miseria Fidel Castro Raúl Hugo el Zambo y el che que lucen los jóvenes en gorras y camisas y no saben la capacidad de matar que tuvo ese señor argentino