Por | Edilberto Rodríguez Araújo- profesor investigador, integrante del grupo de investigación OIKOS de la UPTC
El año pasado la economía boyacense revirtió la tendencia declinante registrada en los últimos años, en los que no superaba el umbral del uno por ciento. El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) boyacense superó ligeramente el guarismo observado para la economía colombiana. El repunte alcanzado permitió generar cerca de 11.000 nuevos puestos de trabajo; sin embargo, el nivel de desempleo se mantuvo inalterable. El año en que tanto la economía como los niveles de ocupación y desempleo alcanzaron su mejor desempeño fue 2015.
El comportamiento sectorial ha sido muy desigual. Quizás el sector que jalonó el desempeño de la economía regional fue la industria manufacturera, actividad que creció 5,1 por ciento en 2018-acompañada de un descenso en el empleo generado, pese al aumento de las ventas-, mientras que la minería experimentó una caída persistente, contrayéndose en 4,7 por ciento en 2018.
La construcción fue otro de los sectores que ha sostenido el dinamismo de la economía, comoquiera que se expandió en 3,8 por ciento, arrastrando el aumento de los despachos de cemento gris, no obstante la sobreoferta de vivienda y la reducción de las ventas en el mercado inmobiliario. Alineada en esa dirección, la intermediación financiera tuvo un crecimiento similar (3,7 por ciento).
Capítulo aparte representa la administración pública, salud y educación, actividades que amortiguaron el cambiante ciclo económico y que repuntó en 3,3 por ciento.
El sector agropecuario siguió un sendero semejante al de la economía en su conjunto, registrando un ritmo de 2,5 por ciento.
Comportamiento del PIB y del mercado laboral en Boyacá
Tanto la economía departamental como la nacional enfrentan el desafío de elevar su crecimiento, para reducir la brecha del mercado laboral, generando mayores oportunidades de trabajo. Dos fenómenos que acentúan la fragilidad del empleo es la incidencia de la informalidad y de la contratación temporal. Esta preocupación debe estar presente en la agenda programática de los candidatos a los cargos de elección popular.