Por: Silvio Avendaño
En 1920 se organiza la Federación de Estudiantes Colombianos que luchan, por la Reforma, por la defensa de la libertad de cátedra, en la universidad pública, convertida en confesional, dada la Regeneración. 1921 fue el año definitivo de la organización de los estudiantes con la colaboración del escritor, Carlos Pellicer, enviado de los estudiantes de México.
En los vientos de renovación de los años treinta, César Uribe Piedrahita fue rector de la Universidad del Cauca (1931-1932). Quebró el espíritu monacal del centro académico, modernizó la institución, actualizó laboratorios y bibliotecas, esbozó la educación sexual de los jóvenes y la defensa del ejercicio al aire libre. Hubo resistencia de ciertos sectores de la sociedad payanesa. No se aceptaba la reestructuración a pesar del anquilosamiento de la institución.
En el caso de la Escuela Normal Superior: los intelectuales y el despertar cultural del siglo: una historia reciente y olvidada, (1936-1951), Carlos Low y Martha Cecilia Herrera, esbozan la institución formadora de docentes que constituye un hito. La Normal buscaba la formación de los maestros en ciencias, y “no reducirse a un compendio de informaciones y de meras generalidades”, como en general ocurre en las facultades de educación y las normales.
En tiempos de la Revolución en marcha, cuando el partido liberal llegó al poder, con una aspiración democrática, se fundan en el país varios centros universitarios como la Pontificia Universidad Bolivariana (1936), Universidad Industrial de Santander (1942), Universidad de Caldas (1943), Universidad del Valle y del Tolima (1945), Universidad del Atlántico (1946)
En ese entonces, el movimiento estudiantil escapó de los partidos tradicionales liberal y conservador. En la universidad pública líderes académicos y dirigentes del movimiento estudiantil hicieron posible la participación de los jóvenes de la época. Más no se puede desconocer el populismo, el catastrofismo y, la violencia creciente a partir de 1945.
Más desde las aspiraciones de la Reforma se cuestiona lo que se denominaba como universidad. En general, las “universidades” no fueron más que escuela de derecho, medicina e ingenierías. En dichos institutos existían las “facultades superiores”, dedicadas a la formación de profesionales. No eran otra cosa las “universidades” que “fábricas de profesionales” El Estado y las “universidades privadas” estaban interesados en la salud, por otra parte, en los requisitos exigidos por los códigos y, la construcción de obras públicas, tales como carreteras y puentes. Nadie niega que se necesita profesionales, pero si la academia se queda en ello lo que se consigue es la constitución de un instituto o una escuela, más no lo que encierra una universidad, unida a las ciencias ya sean naturales o ciencia sociales. “Sin duda que la sociedad necesita de profesionales y que el Estado tiene el deber de controlar y preparar la formación de estos. No dejará la Universidad la formación de profesionales, pero no se puede quedar en ello”, planteaban los estudiantes en la propuesta de Reforma.
Christopher Isherwood en El cóndor y las vacas. Diario de un viaje por Sudamérica, recorriendo a Popayán, con Baldomero Sanín Cano, anotó: “Hoy visitamos la universidad y el colegio de bachillerato. Prácticamente no hay universidades en Colombia: solo escuelas profesionales donde enseñan ingeniería, leyes y a veces medicina.”